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Desconfinamiento y síndrome de la cabaña: las consecuencias sicológicas post cuarentena

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Luego de varios meses de confinamiento, donde hubo que adaptarse a un nuevo contexto, y aprender a practicar la tolerancia, la paciencia, crear nuevas maneras de trabajar, estudiar y separarse de vínculos de manera presencial para aprender nuevas formas de conectarnos. Hoy, se está viviendo la etapa previa al des-confinamiento, donde habrá que des-adaptarse a las dinámicas que tanto costo adquirir y amoldarse nuevamente a una nueva realidad. Todo esto, ha generado una incertidumbre que viene de la mano de los escenarios cambiantes a los que se ha estado expuestos, y que ha conllevado a que tengamos una baja predictibilidad, generando un estrés pocas veces visto. Es por esto que Marisol Sagredo, psicóloga con Máster en Pedagogía Terapéutica y Magister en psico-oncología, comenta acerca del futuro escenario que vivirá el país, y cómo poder enfrentar esta nueva etapa.

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¿Cómo será volver a la normalidad post-confinamiento?

Muchos creerán que “volver a la normalidad” será simple, pero la experiencia de países que nos adelantan en la pandemia desmiente esta suposición. Investigaciones han mostrado que  las personas evidencian reacciones atípicas en diferentes áreas:

Desde la fisiología (manifestaciones corporales) se ha visto un aumento de las conocidas “crisis de pánico” mostrando síntomas como taquicardias, nauseas, temblores, dolor de cabeza, sensación de ahogo, etc. También las somatizaciones  podrán acrecentarse en la población que salga del confinamiento.

Desde el área cognitiva, será esperable que las personas muestren mayor confusión, negativismo, impotencia, inseguridad, sensación de estar indefensos y mostrando pérdida del control, falta de concentración, etc.

En nuestro comportamiento, podremos apreciar a muchas personas con una baja preocupación por la seguridad y salud; evitando, negando o reprimiendo acciones de cuidado y autocuidado. Veremos a muchos con actitudes desafiantes (como sucedió en países europeos en donde muchos salieron en masa a celebrar a fiestas multitudinarias o a reuniones sociales gigantescas). Otros tenderán a comportarse de manera distanciada con los demás aislándose, manifestando todo tipo de conflictos como familiares, laborales, de pareja y personales e incluso teniendo problemas con la alimentación.

También podrán evidenciarse dificultades emocionales: Las emociones que más probablemente se apreciaran en la población serán: el miedo, la culpa, la rabia, la inseguridad, la desesperación e impotencia, la tristeza e incluso la desesperanza.

Pero no todo podrá ser calificado de negativo: habrá reacciones positivas,  porque podremos reencontrarnos con quienes éramos antes de la pandemia e incluir las nuevas rutinas que hemos desarrollado y aprendido (por ejemplo cocinar, contactarse con amigos lejanos, realizar actividad física, leer libros, etc). En muchos casos la idea de tener nuevos objetivos teniendo la opción de restablecer metas es importante, puesto que conlleva la idea de reinventarse y crecer en base a oportunidades que antes eran inexistentes.

Entonces tendremos que aprender a vivir con lo dulce y lo amargo: con las amenazas, los miedos, y las oportunidades de desarrollo. La clave estará en poder afrontar esta realidad de la manera más sana posible sabiendo que nuestra experiencia será fundamental para salir con éxito.

¿Qué pasa si volver a la “normalidad” nos produce tal ansiedad y angustia que preferimos perpetuar el “quedarse en casa”?

En primer lugar, debemos decir que esta opción no es extraña de hecho en la psicología tiene un nombre: “el síndrome de la cabaña”.

“El síndrome de la cabaña” hace referencia a la sensación de seguridad, paz  y contención que nos entrega nuestro hogar en un contexto riesgoso. Querámoslo o no, muchos han descubierto que les resulta placentero el aislamiento y los hábitos nuevos desarrollados en el confinamiento. Si las personas muestran este síndrome quiere decir que están viviendo emociones negativas, teniendo miedos que son adaptativos (nos permiten enfrentar de la mejor manera posible la realidad), son lógicos e incluso sensatos: (miedo, ansiedad, comodidad, incapacidad de enfrentar los desafíos, alteraciones del ánimo, etc.) Sí es importante decir que la personalidad de cada uno de nosotros será fundamental para saber de qué manera afrontaremos esta nueva realidad. Por eso me parece importante destacar que esta no es una enfermedad (no es una patología), sí es una variacion de la agorafobia, (pero no es lo mismo y eso hay que dejarlo claro).

Existe un concepto que es bastante conocido en el mundo de la psicología y que nace de los postulados de Erich Fromm que habla de que cuando se sueña demasiado con algo (como en este caso ha sucedido con la posibilidad de salir y la libertad), puede suceder que cuando llegue el momento no estemos preparados para afrontarlo. Esa “caída de  golpe” en la nueva y “esperada realidad” puede ser tan o más perjudicial que la enfermedad.

Algunas recomendaciones para sobrellevar el desconfinamiento lo mejor posible para todos serían los siguientes:

  1. Reconocer que tenemos miedo; Porque el miedo será común y extendido post-cuarentena. Debemos prestar atención a este hecho puesto que el miedo puede esconderse en otras actitudes más parecidas a la tan conocida “lata”, o falta de motivación por salir.
  1. Entender que estamos en una nueva etapa, bajando a la realidad nuestras expectativas: Aceptar que aún cuando creamos que nuestra vida será igual a la que teníamos pre-pandemia esto no será así. Nuestra situación actual será diferente. Es muy probable que nuestras ilusiones con respecto a lo que queremos vivir en el futuro estén sobredimensionadas. Por lo tanto, deberemos aprender a flexibilizar pudiendo pensar, actuar y relacionarnos de maneras diferentes.
  1. Ponerse objetivos que sean realistas y auto-gestionables (que no dependan de los demás). Por ejemplo: Si me da miedo y cuesta ir al supermercado, comenzar yendo a la farmacia, que requerirá un esfuerzo menor.
  1. Sigamos con las rutinas: Es importante que no despreocupemos las rutinas que hemos establecido durante la cuarentena. Esta estructura le da la predictibilidad necesaria al cerebro para no sucumbir a la ansiedad o desesperación por la falta de control. Horarios para las comidas, ritos antes de dormir, hábitos de higiene son importantes para ayudarnos a sentir que “de alguna manera u otra” tenemos el control de nuestras vidas. En relación con lo anterior está el recuperar la sensación de control lentamente: cambiando pequeñas cosas dentro de todas las posibilidades que tendremos.
  1. Seamos creativos: Si no sabemos cómo reaccionar frente a nuevas situaciones busquemos una nueva manera de hacerles frente, de este modo adaptarnos a la nueva realidad no será tan difícil. (En el trabajo, las relaciones, amistades y estudios deberemos hacer cambios pasada esta crisis sanitaria).
  1. Encontrar el sentido: Es importante que nos preguntemos…¿Para qué me ha tocado vivir esta situación? Hacer este ejercicio será importante para que entendamos que las vivencias de los últimos meses (y los que vendrán) y le entreguemos un sentido de aprendizaje a las dificultades con las que nos topamos.
  1. Pongamos a los demás en el centro de atención: En muchas ocasiones si ayudamos a los demás sintiéndonos útiles y un aporte podremos dejar de estar detenidos y nos pondremos en movimiento siendo un real aporte para los demás. De esta manera aún cuando nuestra situación no sea la ideal entenderemos que nuestro rol es de importancia para lograr que la situación mejore.

Para aquellos interesados en otros temas, o tengan dudas, pueden ingresar a psicologamarisolsagredo.com, o visitar las redes sociales de Marisol Sagredo, en Instagram y Facebook,  @psicologamarisolsagredo.

 

 

 

 

 

 

 

 

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