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Mi abuela me enseñó a sonreír hasta en los peores momentos

Una abuela siempre será una guía de vida, un ejemplo de fortaleza y una confidente segura. Ella te vio nacer y crecer; te sostuvo en sus brazos.

Una abuela siempre será una guía de vida, un ejemplo de fortaleza y una confidente segura. Ella te vio nacer y crecer; te sostuvo en sus brazos y te ayudó a dar tus primeros pasos. La abuela se convirtió en tu cómplice de travesuras y celebró cada uno de tus éxitos, por más pequeños que fueran.

Y es que hay algo sorprendente sobre el vínculo entre una abuela y una nieta que nadie más tiene. No importa cuántas veces al año se hayan visto o que tan estricta o dulce era, la abuela siempre tiene una influencia importante en su nieta.

Es decir, ella es la combinación perfecta entre la sabiduría y la experiencia con el amor de una madre.

La abuela siempre me enseñó a ser la mejor versión de mí misma y que la fortaleza no es cuestión de tener un gran físico sino de inteligencia emocional.

De ella aprendí que llorar no es debilidad sino que viene de los sentimientos más puros que nos hacen fuertes. 

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Una abuela no tiene miedo de decir lo que piensa ni tampoco de conseguir lo que se propone, pero lo hace de tal manera que exuda amabilidad y confianza al mismo tiempo. Ella sabe exactamente lo que quiere y cómo pedirlo de manera efectiva y amor. ¿Su arma letal? Su sonrisa.

Sí, la abuela me enseñó a sonreír aún en los peores momentos. 

Y es que cuando peor te sientes, cuando más ganas tienes de llorar, es cuando una sonrisa termina siendo algo liberador. Puede parecer absurdo pero aún cuando las lágrimas corren por tus mejillas, una sonrisa puede cambiar todo.

Piensa en aquel día que caíste de la bicicleta y en vez de que la abuela te dijera «no llores», te dijo «limpia esa carita y sonríe».

Sonreír tiene un efecto mágico en la mente. Es como si de pronto toda la oscuridad se convirtiera en luz.

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Hay cosas que sólo una abuela puede enseñarte y si tuviste la suerte de crecer con una, sabes que tienes una perspectiva de la vida que quizá otros no tienen.

Gracias a ella, has aprendido que te pueden lastimar pero jamás romper. Y que a pesar de todo, puedes perdonar; no por ellos, sino por ti. Ahora sabes defenderte y tomar el fracaso como una oportunidad de superarte.

Eres una mujer fuerte, capaz de sacar lo mejor de la adversidad y sobretodo, de sonreír y hacer felices a otros cuando todo parece malo.

Gracias a ella, eres consciente de que son las cosas pequeñas las que importan; que siempre puedes encontrar pequeños chispazos de felicidad hasta en la tormenta más salvaje.

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