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La autofobia, el miedo a estar solo y la resiliencia: “Cuando uno cambia lo que piensa puede cambiar lo que hace”

Esta cuarentena está dando paso a que se desarrollen varias fobias y una de ellas, aunque en un grado menor, es la autofobia, la incapacidad de estar a solas con uno mismo.

¿Qué es la autofobia? Un miedo exacerbado a estar solo que deriva en una patología.

En esta cuarentena, muchas personas se están enfrentando a ello. Algunas, desarrollan o desarrollarán esa autofobia. Otras, se volverán más dependientes.

En una charla con Nueva Mujer, dos psicólogas que trabajan en conjunto, Gabriela Losada Ramallo y Vanina Carla Benintende, nos cuentan algunos de esos miedos ancestrales innatos en el ser humano.

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Gabriela Losada Ramallo, (M.N 59.616), licenciada en Psicología, Diplomada en docencia universitaria y terapia cognitiva, con más de 10 años de experiencia en el área clínica y actualmente estudiando el curso «The Science of Well-Being»(La Ciencia de estar bien) en la Universidad de Yale, expone a Nueva Mujer que la autofobia «tiene que ver con el miedo porque el miedo es una necesidad de protección».

No obstante, aclara que no todo sentimiento negativo tiene por qué acabar en patología.

«Una cosa es la fobia, otra cosa es el miedo, y sí podemos diferenciarlo de la dependencia emocional», apoya Benintende, licenciada en Psicología con honores, profesora de Neuroestimulación Cognitiva, y con amplia experiencia hospitalaria.

«Benintende, define la autofobia como «un miedo intenso desproporcionado en el que la persona no puede estar sola».

La profesional, cita como ejemplo a una paciente, que no se siente capaz ni de acudir sola a su consulta y en esta cuarentena, ha contratado a una acompañante para que permanezca a su lado.

«La autofobia tiene que ver con la ausencia del cuidador de los cuidados de la vida, y si somos seres sociales, y precisamos para sobrevivir durante los primeros días de un otro», explica Ramallo, que aclara que el ser humano es dependiente, pero hasta cierta edad.

«Hay dos vertientes en la autofobia, lo auto que tiene q ver con el sí mismo y luego la fobia, si queremos tomar un extracto cultural de la autofobia, lo que podemos pensar es que el miedo es ancestral, el miedo nos ayuda a sobrevivir. El problema es cuando todos los recursos fisiológicos que se adjuntan con el miedo quedan detenidos en el cuerpo y ahí el miedo se hace desproporcionado», asevera Benintende, que además agrega que la autofobia, tiene que ver con lo antropológico» ya que en los inicios de la humanidad, los hombres tenían que convivir entre ellos para que «no se les comiesen los leones».

Las dos especialistas, que además imparten charlas de psicología positiva, aseguran que durante esta cuarentena se han incrementado sus consultas y pacientes que habían sido dados de alta, volvieron a llamar.

Ambas especifican que tanto la autofobia, como la dependencia emocional, es mucho más común en mujeres que en hombres.

De todas formas, «también es mucho más frecuente la dependencia emocional en hombres y mujeres que la autofobia», aclara Benintende.

 

La necesidad afectiva de las mujeres 

Vanina, sostiene que las cuestiones más fóbicas de los hombres por lo general suelen tener más que ver con establecer vínculos duraderos.

Gabriela, cita un estudio de CONICET realizado en la pandemia, en el que los resultados reflejaban que las mujeres «particularmente cursan más sintomalogía asociada más ansiedad, tensión y somatización que los hombres».

«En cuanto a la pareja, en algunos hombres se observan rasgos fóbicos cuando se enfrentan a la posibilidad de establecer vínculos duraderos», establece Vanina.

«Una de las causas fundamentales es una causa patriarcal. También tiene que ver que las mujeres aunque no estén solas en la casa, por lo general por un rol social y cultural realizan las actividades en la casa que el varón, la del cuidado, la de atención…», expone Gabriela.

Mientras, Vanina puntualiza que «la cuarentena lo que hizo fue generó muchas más exigencias en las mujeres».

«Las mujeres que cuidan a los hijos y que además trabajan y tienen que cuidar de sus casas que tenían a alguien que las ayudaba o llevaban al chiquito al jardín ya no lo pueden hacer. […]Si pensamos q culturalmente nosotras tenemos muchas más exigencias de ser aprobadas, tenemos mas necesidad de aprobación y eso también genera dependencia de la mirada de los otros», enuncia.

Vanina Benintende, licenciada en Psicología con honores, profesora de Neuroestimulación Cognitiva, y con amplia experiencia hospitalaria.

La psicóloga, vuelve a remontarse a la antropología y formula que «ancestralmente la mujer era cuidada en un clan», por lo que tienen incorporado ese arraigo.

En esta cuarentena, ha aumentado la necesidad de muchas mujeres solteras a incrementar su deseo de tener una relación.

De hecho, las aplicaciones como Tinder, Happn o Bubble, son los recursos para evadir ese sentimiento de soledad.

Vanina, menciona un libro llamado «El algoritmo del amor», que sostiene que las aplicaciones no están hechas para establecer un vínculo estable con alguien.

La experta recuerda a un paciente que le contaba que se citaba con muchas mujeres y luego no las llamaba, y eso «fomenta la inseguridad» en ellas.

Ahí es cuando comienzan las preguntas de «¿Qué tengo, que pasó, que no le gusté?, expone Benintende, quien cuenta que ella trata de hacerle ver a sus mujeres pacientes que el problema está en el otro.

«Nos pasa a nosotras cuando atendemos a los hombres que nos damos cuenta de que no son las mujeres, son ellos los que por ahí no están interesados en tener una relación seria o que están en otra, pero no tiene que ver con que no le gustó», indica.

«Nosotras trabajamos mucho en la clínica que el amor no es un merecimiento y sucede, no tiene que ver con que seamos lindos, flacos o inteligentes», subraya Gabriela, quien también asegura que «uno no decide cuándo ama y cuándo deja de amar».

 

RESILIENCIA EN LAS MUJERES

Si bien las mujeres sufren más enfermedades mentales que los hombres, asociadas con la depresión o ansiedad, las psicólogas aseguran, que en cambio, son más resilientes que los hombres.

«Cuando hablamos de resiliencia hablamos de la capacidad que tenemos las mujeres de poder salir de situaciones traumáticas y difíciles mucho más fuertes de lo que entramos, no iguales, mejores», apunta Ramallo.

Gabriela Losada Ramallo, (M.N 59.616), licenciada en Psicología, Diplomada en docencia universitaria y terapia cognitica, con más de 10 años de experiencia en el área clínica y actualmente estudiando el curso «The Science of Well-Being»(La Ciencia de estar bien) en la Universidad de Yale.

la psicóloga invita a no pensar solo desde el lugar de la pérdida sino a hacerlo «desde el lado de la ganancia».

 

EL PLACER DEL AUTOCONOCIMIENTO.

«Esta sociedad no permite el aburrimiento, y ahora el aburrimiento es parte de la rutina. Es espacio para pensar de qué puedo prescindir y de que quiero pensar, de encontrar la fortaleza», dice Gabriela.

Vanina enfatiza en que «es invalorable el poder conocerse» y una vez que se ha dado el autoconocimiento, se puede «salir de otras circunstancias de la vida».

«Uno se puede basar en su experiencia para basarse en de otras experiencias y puede salir mejor que como entró porque nos encontramos con nuestros deseos», asegura.

TERAPIA QUE IMPARTEN

Tanto Gabriela como Vanina, son psicólogas cognitivo conductuales, por lo que trabajan a partir de cómo piensa y actúa el paciente, según la realidad.

Las dos afirman que incitan a sus pacientes a meditar, para evadirse de la ansiedad de pensar en el futuro.

«Cuando uno cambia lo que piensa puede cambiar lo que hace»,  sostiene Benintende.

La psicóloga delinea «que todo lo que tiene que ver con el sistema psíquico, muchas veces «trabaja con una intuición falsa».

«Todo lo que tiene que ver con el futuro son hipótesis, nos pasamos la vida preocupándonos por cosas que no pasaron», narra.

«Nuestro sistema psíquico trabaja con una intuición falsa, nuestro cerebro trabaja así con las ideas, tenemos intuiciones falsas y desde esas intuiciones muchas veces tomamos decisiones erróneas a partir de esas intuiciones», defiende  Ramallo.

 

LA VIDA HUMANA NO TIENE PERMANENCIA, TODO PASA

Gabriela cuenta que los trastornos de pánico se detectaron por primera vez después de la I Guerra Mundial y tenía que ver con que los soldados, al regresar a su casa y estar a salvo, desarrollaron ataques de pánico.

«Esto de ‘no lo desarrollo en la frontera porque mi sistema psíquico esta tan atento a no morirme que cuando mi sistema puede bajar un poco y volver a una aparente normalidad se desborda y vienen los ataques», argumenta.

Vanina, dice que por esa misma razón, los ataques de ansiedad y pánico se van a dar más cuando finalice el confinamiento.

«El covid reúne los 3 miedos ancestrales, que tenemos como humanos, el primero, el miedo a desarrollar una enfermedad, el miedo al mundo y el miedo a que el daño venga por miedo de un otro», enumera Gabriela.

No obstante, la psicóloga explica que «en la vida todo es impermanente» y que todo pasa.

«Esta es una manifestación más del presente, no es estático, no sucederá por siempre. Esto también pasará», concluye.

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