Hay amores tan fuertes que las huellas que dejan en el corazón son imposibles de borrar. No importa cuánto tiempo pase, el recuerdo de ellos queda intacto en nosotras aunque la historia haya llegado a su fin.
Muchas veces nos preguntamos qué habría sido, o cómo sería nuestras vidas a lado de la persona que un día nos hizo soñar. Nos obsesionamos con la idea de que en otro momento, en otra etapa, y en otro contexto se habría escrito la historia más romántica.
Sin embargo, no hay tiempos malos, si no se logró simplemente no iba a ser. Hay personas que no están destinadas a ser por más amor que haya existido dentro de la relación.
Recuerda, que no haya tenido el final que un día esperaste no significa que no haya valido cada segundo. Las risas que hubo, el amor que sentiste, aquello que se compartió son recuerdos que quedaran en ti porque han formado lo que eres.
Toda persona que pasa por tu corazón deja una lección. A veces no es tan fácil encontrarla, pero en las lágrimas y las heridas podemos hallar las mejores enseñanzas. Por supuesto nadie quiere aprender mientras el alma duele, pero a veces no hay otra forma.
Nuestras experiencias —buenas o malas— forman quiénes somos. Por lo tanto, amemos eso que no fue, atesoremos lo que nos dejó, pero cerremos el capítulo para comenzar uno nuevo. Hay que poner el punto final porque nuestras vidas no terminan, y ese amor no es toda nuestra historia, solo es parte de ella.
Así que sonríe por la huella que ese amor dejó, no intentes borrarla, sólo no dejes que te consuma.
También lee: Lo que hagas por amor, que venga desde el esfuerzo y no del sacrificio
Te recomendamos en video:
This browser does not support the video element.