Para muchas mujeres cocinar es un verdadero fastidio y prefieren recurrir a aplicaciones para pedir comida, lo cual es totalmente válido. Cocinar no es inherente de «nosotras».
Para otras, la cocina puede convertirse en un espacio de sanación. Esta práctica de pronto adquiere el poder de hacernos olvidar, para muchas, como es mi caso, la preparación de alimentos se convierte en terapia. Ojo, nada sustituye la ayuda de un profesional.
Centrarte en el aquí y el ahora
Cuando cocinas, aunque se trate de algo sencillo, conectas con el presente, con el momento. Si estás distraída, si por alguna razón tu mente no está en el presente, podría suceder algo desastroso con tus alimentos.
Ponerle más sal, que se queme, que algo no quede bien. Se lee obvio, pero cocinar requiere concentración. Te recuerda que el aquí y el ahora es lo único que importa.
Cuida de ti misma
Cocinar para ti es un acto de amor. Elegir los ingredientes, hacer algo que nutra a tu cuerpo puede ser la mejor forma de consentirte.
Cuando decides cambiar tus hábitos alimenticios, cuando te reconcilias con la comida y entiendes que sirve para nutrirte y cuidar de ti, comienza un cambio en cómo te relacionas con la comida.
Un momento de tranquilidad
Quizás suene a cliché, pero te invito a que te prepares un té, o destapes una botella de vino. Cocina, aunque se trate de algo sencillo, hazlo por y para ti.
Toma el momento de cocinar como un espacio en el que disfrutarás de las formas, texturas y combinaciones de sabores.
Por mucho tiempo hemos vivido con el miedo a subir de peso, hemos hecho de algunas preparaciones nuestras enemigas. Cocina para ti, para darte un cariño.