Es complicado ver redes sociales repletas de mamás felices e hijos cariñosos cuando tu historia se tornó distinta. No todos los hijos pudieron pasar el día con sus madres; ni acariciar su mejillas, ni darles un beso en su frente, ni llenarlas del amor que se merecen.
La maternidad no es sencilla, y todas las mujeres que la ejercen son guerreras por hacerlo. Con sus errores y aciertos, los hijos con la edad aprenden a apreciar todo el sacrificio que hicieron por ellos.
Sin embargo, hay algunas que la vida las llamó antes de su tiempo. Estas mujeres jamás morirán porque sus enseñanzas prevalecen, los recuerdos de ellas viven en los corazones que tocaron, y son transmitidas de generación a generación.
Se les honra siguiendo el camino que dejaron, sonriendo al recordarlas, y entendiendo que siempre estarán con contigo. Ellas vivirán mientras sigas riendo, luchando con los obstáculos gracias a la fortaleza que te heredaron, y disfrutando de la vida que te regaló.
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Ellas no mueren, viven contigo y en tus acciones diarias. Es normal sentir tristeza, e impotencia por no poder seguir disfrutando con tu madre los éxitos que tienes, la tristeza que a veces te puede atacar y que en el pasado te refugiamos en su abrazo.
No hay día que su recuerdo sea menos doloroso, y que no la extrañes con todas nuestras fuerzas. Pero aún así, todos los días que vives son gracias a ellas, y no hay mejor forma de mantenerlas contigo.
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