Además de llevar a tu hija durante nueve meses en tu vientre, hay muchas otras razones por las cuales ambas tienen un vínculo tan especial.
En el transcurso de la vida, la relación con una hija va cambiando. Es una especie de montaña rusa en la que un momento estás todo el tiempo con ella y al siguiente, se vuelve una batalla campal entre ambas.
Pero no importa lo que pase, porque siempre terminan abrazadas, diciendo lo mucho que se aman. Porque tener una hija, es tener una amiga para toda la vida.
Las hijas confiamos en nuestras madres por encima de cualquier otra persona. Desde pequeñas, mamá nos da seguridad, nutrición y supervivencia. Durante la niñez, aprendemos de ella las cosas que se deben y no se deben hacer, aunque eso implique premios, regaños y castigos. De adolescentes, sólo queremos sobrevivir a esa etapa difícil de la pubertad y nuestro desarrollo socio emocional que mamá se convierte en un estrés eminente. Incluso, buscamos alejarnos lo más posible de ella.
Pero de adultos, buscamos de su cobijo y de su sabiduría como cuando éramos pequeñas, sólo que esta vez, con el anhelo de ser tan buenas madres o hijas como ella siempre nos enseñó. Si eres mamá y tienes una hija, sabrás que el vínculo madre-hija es una de las conexiones más fuertes que pueden compartir dos personas y según la ciencia, hay una razón para eso. Todo se reduce a cómo nuestro cerebro procesa las emociones.
Para mamá, una hija es una luz en su vida, una fuerza que creció dentro de ella y por la que lucha día a día. Ella lo da todo por su pequeña, no importa lo agotador que sea. Una hija es un recordatorio constante de permanecer siempre fiel a una misma y frente a sus valores, sabiendo que sus pequeños ojos están sobre su ejemplo.
El lazo madre e hija es prácticamente inquebrantable, empezando porque entienden las angustias y dudas que tienen como mujeres.
Mamá es una guía para sus hijas y eso hace que tengan una conexión única. Cuando tienes una hija, sabes que debes estar ahí para cuando se sienta perdida, no importa si es para darle un abrazo o un consejo con las palabras más duras pero realistas. Ella aprende de ti y tú de ella.
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