Amar es de los sentimientos más hermosos que somos capaces de experimentar. Sin embargo, entre más alto volamos, la caída es más peligrosa. Una vez que nos han roto el corazón, tememos adentrarnos a otra relación.
Quien ha vivido con ese sufrimiento sabe lo difícil que es construirse una vez más. Se vuelve un miedo paralizante que no permite que nos expongamos más, y comenzamos a alzar muros para mantener a todos a raya.
Podemos amar, tener relaciones, pero una parte de nuestro corazón lo reservamos. Si comenzamos una relación con miedo, sin ser completamente vulnerable, nunca sentiremos verdadera libertad.
Porque amar es ser libre, es sentir felicidad y para hacerlo, debe ser sin miedo. Tal vez nos volverán a romper el corazón, nadie puede asegurarte que no va a pasar. Hasta las personas que te aman lo pueden hacer.
Es un riesgo que debemos tomar si en verdad queremos vivir plenamente. Amar no solamente se refiere a las parejas sentimentales, también a todas las personas a nuestro alrededor.
Muchas veces ni con los amigos nos quitamos la máscara, y no hay pesar más grande que ese. Necesitamos de otros para poder crecer, y sentirnos parte de algo. Ya sea que le des tu corazón a una pareja, a compañeros de vida o a tu propia familia.
Pero ama, ama fuertemente y con total libertad.
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