Todas queremos sentir una conexión con alguien especial. Quizá no en este preciso momento de la vida pero en algún momento a todas nos entra una cosquilla por tener a alguien con quien compartir la vida. Pero justamente el apresurar las cosas es lo que nos hace equivocarnos. Cuando caemos en la desesperación y ponemos nuestro estatus de relación como el centro de nuestras vidas, caemos en las manos equivocadas.
Sin embargo, cuando dejas de obsesionarte tanto con encontrar una pareja o tener citas, aprendes muchas cosas y le abres la puerta a posibilidades que jamás pensaste. Aquí hay algunas de las lecciones que aprendes cuando dejas de preocuparte.
Aprendes que tu tiempo es demasiado valioso como para invertirlo en alguien que no vale la pena.
No vale la pena invertir tu tiempo o energía en alguien que no está totalmente comprometido o dispuesto a invertir lo mismo en ti. Una relación no puede ser unilateral y ambas partes deben poner un esfuerzo.
Aprendes a no conformarte ni bajar tus estándares.
Porque nunca debes conformarte con alguien mediocre solo porque quieres estar en una relación. No bajes tus estándares por miedo a «quedarte sola». Ten siempre claro lo que quieres y lo que mereces. El hecho de saber lo que te gusta y lo que no, te encaminará por el lado correcto y te permitirá establecer algunos límites para las citas en el futuro.
Aprendes que la sanación lleva tiempo, pero llega.
Quizá pasaste por muchas relaciones dolorosas pero la sanación de las heridas de tu pasado requieren mucho trabajo propio. Probablemente nunca terminen de sanar pero al menos se convertirán en valiosas lecciones de vida. Realmente es un proceso de todos los días. Pero antes de estar con alguien, debes estar bien contigo misma; perdónate y deja que la vida siga su curso.
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