Un verdadero ataque de pánico es una de las experiencias más terroríficas que alguien puede tener. A pesar de que cada vez se normaliza más hablar de salud mental, sigue habiendo muchas malinterpretaciones en torno a lo que es padecer algún trastorno que afecte tu mente.
Cuando tienes un ataque de pánico, sientes como tu corazón late tan rápido que no puedes respirar, puedes sentir un hormigueo en todo el cuerpo y que de un momento a otro, te pesa como si estuvieses cargando un bloque de concreto. Muchas personas no lo entenderán pero si ya has lidiado con esto antes, es casi seguro que ya conozcas cómo va a reaccionar tu cuerpo.
Mientras tus síntomas disminuyen, comenzarás a entender qué los que sucede en tu mente o al menos, sabrás que siempre puede haber un poco de luz del otro lado de esa angustia que sientes. Aquí algunas de las lecciones más valiosas que aprendes de un ataque de pánico.
Nadie es invencible
Por alguna razón, los seres humanos tendemos a creer que somos invencibles y que nada malo nos pasará nunca. Pero cuando tienes un trastorno mental como ansiedad o ataques de pánico, te das cuenta de lo frágil que eres. No hay nada de malo en eso. Está bien ser vulnerables. Por ello es importante estar agradecida por cada día que vives y estás bien. Porque sí, aún cuando tu salud mental no está al cien, hay días muy buenos en los que puedes ser feliz. Es importante vivir el ahora como si fuera el último momento.
Existen límites
A veces te exiges demasiado pensando que siempre vas a alcanzar la cima y eso puede terminar por dañar tu salud mental más de lo que crees. Existen límites y no puedes exigirte más de lo que puedes. No es que seas débil pero es agotador tratar de ser siempre el más rápido o el más poderoso. Los ataques de pánico pueden llegar justo cuando estás en medio de las exigencias del día a día y cuando aprendes a controlarlos un poco más, te enseñan que debes luchar con una cosa a la vez. Reduce la velocidad de la vida; te sorprenderá lo bien que se siente ir a un ritmo más lento. No tienes que trabajar hasta la muerte o abrumarme hasta el punto de la locura para lograr tus sueños.
Ser amable contigo misma.
Nadie elige tener ataques de pánico. Al igual, nadie elige tener depresión o alguna enfermedad terrible. Aún así, en nuestra sociedad, las enfermedades mentales se consideran algo que las personas se provocan haciendo X o Y y no haciendo Z. Lamentablemente, no es tan simple. La química del cerebro, los factores sociales, y muchas otras cosas pueden provocarte esos ataques. No te culpes. Aprende a vivir con ello para que no te controlen. De lo único que eres responsable es de cuidarte lo mejor que puedas y ser paciente con tu progreso. Tener ansiedad y / o ataques de pánico tampoco significa que eres débil. Con el tiempo, aprenderás que eres más fuerte de lo que todos e incluso tú misma crees..
Que no te importe lo que piense la gente.
Estar en un estado de pánico no es un sentimiento «normal», entonces, ¿por qué tratar de reaccionar «normalmente» a él? PFácil, porque es una manera de aliviar los síntomas físicos, ya que relajas los músculos y la respiración. Muchas personas no entienden lo que es padecer esto y pueden desesperarse o irritarse ante esto. No dejes que te afecte. Vivimos en una sociedad que se basa en los juicios y señalamientos en vez del entendimiento. Todos humanos, todos experimentamos miedo, dolor, tristeza o lo que sea y, a veces, simplemente no podemos mantener la calma como otros. Entonces, mientras están ahí mirando fijamente, recuerda que quizá eres más «normal» de lo que todos creen, en un mundo totalmente extraño.
No durará para siempre.
Puede durar una hora, un día, una semana, incluso un mes, pero no siempre te sentirás así ni será algo que dure por el resto de tu vida. Tendrás momentos de felicidad y muchos motivos para sentirte bien así que no dejes que te consuma. Créeme, todo estará bien.
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