Bailar es divertido y emocionante y para muchas personas, es un calmante para el estrés y la ansiedad. Y es que n se puede negar que hay algo en el baile que nos da ese respiro que tanto necesitamos de vez en cuando, que nos llena de energía y de felicidad cuando más lo necesitamos..
Si tus pies comienzan a moverse de forma automática cada vez que escuchas una melodía, sabes a la perfección que tienes una conexión especial con el baile. Es esa misma conexión la que te hace percibir la vida de forma diferente a los demás. Sabes que se siente bien y que en cuanto comienzas a moverte, los problemas y las penas, desaparecen.
Bailar era un tipo de escape: del miedo, la preocupación y de la ansiedad que a veces te paraliza. Bailar te libera de los prejuicios y de esas heridas que a veces parecen opacar tu brillo.
Hay algo sobre el ritmo y la vibración de la música que libera esas emociones de tristeza, miedo, soledad y confusión. Cuando bailas, el dolor desaparece y la buena energía comienza a fluir por todo tu ser. Es una fuente de libertad, felicidad y calma, un sentimiento de que «todo va a estar bien».
Bailar reduce el estrés y aumenta los niveles de hormonas «de la felicidad» como la serotonina y la dopamina. Ya que el baile aumenta tu ritmo cardíaco, aumenta el flujo sanguíneo en todo el cuerpo, incluido el cerebro. Cuando el cerebro se oxigena y se desempeña a su máxima capacidad, se mejora no solo la cognición sino también el bienestar emocional.
No tienes que ser un bailarín profesional para sentir la música y moverte con gracia. ¡Da igual cómo lo hagas! Lo importante es dejarte llevar, disfrutar y vivir el momento. Así que no importa si estás en una clase de baile, en una fiesta o incluso sola en tu habitación; si te sientes triste, preocupada o sientes que tu corazón se desmorona, pon un poco de música y baila. Te darás cuenta de que ahí está la solución para remover las más dolorosas heridas