Las mujeres que bailan ballet son las más fuertes

Tal vez tomaste clases de ballet cuando eras más joven; tal vez nunca lo has hecho pero has sido testigo de lo que implica su práctica. Las bailarinas son hermosas y tan llenas de gracias pero más allá de la imagen y el porte, son mujeres fuertes, no sólo físicamente sino también emocional y mentalmente.

El ballet no es una broma. Sí, puede ser divertido y lo que hace feliz tus días, pero al final es un deporte altamente disciplinado; quienes lo practican son atletas entrenados con precisión y dolor. Saben lo que es hacer sacrificios y sobretodo, lo que es la entrega.

Aunque también hay hombres que bailan, ha sido una disciplina dominada por las mujeres. Por eso, aquellas que lo practican son las más fuertes, pues han derribado barreras y soportado los golpes más duros de la vida.

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Las bailarinas se entregan totalmente a lo que aman por eso, saben que el ballet es sólo para valientes. Hay sangre y sudor de por medio -literalmente- y por nada en el mundo hay un pero que valga.  Pero están ahí, se mantienen firmes y aunque pareciera que vuelan en cada Jeté o un Grand Allegro, tienen los pies en la tierra, siempre listos para el siguiente movimiento.

Las mujeres que bailan ballet poseen unas abdominales y piernas de acero pero no sólo se trata de tener un físico dotado de gran fuerza sino que también se requiere de una mentalidad inquebrantable y es de ahí de donde proviene su verdadera fuerza.

Una bailarina no vacila en su enfoque, sabe lo que quiere en la vida desde una edad temprana. Se enamoró del ballet desde pequeña y pasó el resto de su vida cumpliendo su sueño de bailar profesionalmente.

Sonreirá a pesar de todo. Algo que parece fácil pero que está lejos de serlo. Porque volar como lo hace una bailarina, requiere de agallas y mucho corazón.

Caer duele y levantarse con la cabeza en alto es obligatorio.

Las bailarinas saben lo que es sonreír a través del dolor, a través de cada músculo que palpita, pidiendo una pausa.  Así que no sólo tienen que ocultar el dolor, sino que también tienen que transmitir una sensación de paz, calma y gracia.

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