Un “amor” obsesivo y excesivo a hacerse “selfies” y publicarlas en las redes sociales es un síntoma de una enfermedad mental. A esta conclusión llegaron un grupo de médicos expertos que revelaron, incluso, un nombre para este trastorno moderno.
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La “selfitis”, o la enfermedad mental caracterizada por la obsesión de hacerse autofotos, empezó como una broma en 2014. Dos investigadores llevaron la broma hasta la ciencia y realizaron un estudio destinado a diagnosticar y medir la gravedad de este trastorno.
Con la ayuda de 225 estudiantes indios —la India es el país con mayor cantidad de usuarios de Facebook de todo el mundo, según uno de los líderes del estudio, y por eso básicamente uno de los centros mundiales de las selfies—, los autores elaboraron una lista de 20 comentarios vinculados con hacerse autorretratos. La investigación ha sido admitida en la Revista Internacional sobre Trastornos Mentales y Adicciones (International Journal of Mental Health and Addiction).
Entre los adictos a tal práctica se encontraban declaraciones como “hacerme selfies me hace sentir mejor y apreciar más mi entorno”, “al publicar selfies espero que mis amigos me elogien” o “me siento más positivo después de hacerme una selfies”, entre otras.
Luego, el grupo principal de 400 estudiantes valoró cada comentario según el grado de importancia para el entrevistado en una escala de 1 a 5. En conclusión, los participantes representaban tres diferentes fases de la enfermedad: la leve, la aguda y la crónica.
En dicho estudio, los investigadores presentaron una serie de síntomas para cada fase de la selfitis:
Una “selfitis leve” se caracteriza por hacerse tres selfis diariamente sin publicarlas en las redes sociales.
Una “selfitis aguda” se desarrolla cuando esos tres autorretratos se suben a la red.
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Una “selfitis crónica” da lugar a seis o más autofotos diarias, y todas publicadas en las redes sociales.
La persona que padece el trastorno de los “selfitis”, según los investigadores Janarthanan Balakrishnan y Mark D. Griffiths, se caracteriza por una típica baja autoestima que busca compensar al atraer más atención a su persona.