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La poderosa razón por la que el rechazo no es tan malo después de todo

Todas hemos pasado por el rechazo alguna vez en la vida

Todas en algún momento hemos pasado por el rechazo; ya sea de un amor, de un trabajo o de alguien que pensamos nos recibiría con los brazos abiertos.  Sí, se siente horrible. Es un dolor punzante y agudo que nos hace creer que no merecemos nada mejor.

Los seres humanos constantemente anhelamos todo aquello que nos trae consuelo, que nos reconforta y que nos hace sentir bien pero no estamos preparados para el sufrimiento, aún cuando sabemos que es parte de nuestra experiencia en la Tierra.

 

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La idea de que alguien no te acepte por todo lo que vales es dolorosamente desgarrador. Te miras en el espejo y no entiendes qué pasó. Es decir, tienes un alma hermosa y sueles encantar a cualquiera sin embargo, esta persona no puede ver lo que tú ves en el espejo. De pronto, sientes cómo te desmoronas, cómo todo lo que creías tenías de bueno, se desvanece.

¿Pero sabes qué? El rechazo no es el enemigo que tanto tememos si aprendemos a verlo como un aliado.

El rechazo es el maestro más cruel y estimulante que nos obliga a reflexionar y aprender de nuestros errores. El rechazo nos ayuda a evolucionar hacia nuestro mejor yo y nos permite comprender nuestros corazones.

Como seres humanos, es natural tomar el rechazo personalmente. Para sentir que las personas con las que pasamos el tiempo nos han dado la espalda o que no podemos cumplir con los estándares de otra persona. A nadie le gusta sentir que no son lo suficientemente buenos. Y la verdad del asunto es (y siempre será) que eres lo suficientemente bueno.

Debes saber que cuando el rechazo se hace presente, no siempre se trata de un obstáculo, sino de un escalón. El rechazo a menudo viene justo antes de un aumento o promoción. La mayoría de las veces, el rechazo es simplemente una prueba para demostrar de qué estás hecha. 

Sacúdete el coraje y la decepción que te dejó el rechazo y recuerda que ante todo, vales mucho; manténte firme a tus convicciones y no te dejes caer. En lugar de enojarte, en lugar de cuestionarte, en lugar de dudar y mirar hacia atrás todo lo que pudiste hacer mal, enfócate en cómo podrías estar mejor. Mantén la cabeza en alto y camina con paso firme. Sé esa persona que llama la atención, la persona que otros admiran y la persona que no se ve afectada por la opinión o las acciones de otros.

Porque tu valor nunca dependió ni dependerá de quien te rechace. Tu valor existe desde el principio y no hay nada que alguien más pueda hacer o decir que te haga menos digna.

El rechazo nunca te hará menos, te traerá mucho más. 

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