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Clima y emociones: ¿por qué nos desanimamos cuando llega el invierno?

¿Cuál es la importancia del clima y cómo afecta a nivel emocional? Descúbrelo en esta nota

istock (Martin Dimitrov/Getty Images)

Llegó la temporada de invierno y, junto con el clima, también cambia nuestro humor. Algo que se repite estación tras estación, y que nos hace pensar en los recuerdos que marcaron nuestras etapas anteriores.

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La psicóloga de Clínica Indisa, Daniela Ulloa, explica que podemos pensar en nuestras historias marcadas por un contexto estacional y climático. «Sentimos nostalgia, alegría, añoranza y felicidad con el clima. Es nuestro telón de fondo, que nos ayuda a revivir y a reescribir nuestros recuerdos», señala.

Según expone, este es uno de los tantos factores que influyen en nuestro estado emocional. En ese sentido, detalla que «el no tener el control es uno de los aspectos más complejos e influyentes en el corto plazo cuando hablamos de nuestro equilibrio emocional».

«El conocimiento científico nos permite proyectar y conocer los cambios climáticos que nos proveen de cierta estabilidad y control sobre estos mismos, determinando así nuestras acciones cotidianas como qué vestir, qué comer, entre otras acciones; y así tener la sensación de control», agrega.

Por eso, indica, «estar preparados para los cambios es importante para la salud psíquica, pues nos permite mantener tranquilidad ante aquellos aspectos que no están bajo nuestro control, como son las situaciones de incertidumbre que nos pueden provocar gran malestar».

«Al ser el clima un aspecto macro en nuestra vida cotidiana, podemos perder de vista lo importante y determinante que es sobre la estabilidad emocional», añade.

Desánimo en invierno

Estudios han demostrado que cuando llega el invierno, las personas se sienten sin ánimo, tristes y apagadas. Una de las razones es la baja exposición a la luz solar, que ayuda a absorber nutrientes y aumentar la producción de vitamina D.

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La psicóloga de Clínica Indisa reafirma que el clima sí es determinante. Sin embargo, aclara que la falta de vitamina D es solo un aspecto, y que depende de cada caso.

«La falta de luz puede facilitar estados anímicos depresivos. No obstante, un estado depresivo puede provocar que una persona quiera privarse de la luz. Son relaciones complejas o dialécticas, no de causa-efecto, y es importante educarnos en esto», explica.

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