El lazo afectivo entre los padres e hijos es crucial para el desarrollo de los niños durante toda su vida, ya que define la manera en que aprenden a relacionarse con el mundo y con otras personas, como consecuencia la forma en que aprenden amar.
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El amor se enseña y se aprende
Cuando un niño crece con padres amorosos tiende a desarrollar una mayor autoestima, aprende a manejar mejor sus emociones y tiende a ser más abierto a relacionarse con otras personas y establecer lazos emocionales, lo cual le servirá para tener relaciones sanas durante su vida adulta.
Una forma de enseñar amor a los niños es a través de la comunicación, ya que es importante que aprendan a hablar abiertamente de sus emociones sin temor a ser juzgados, es por eso que nunca se debe castigarles por llorar o por sentirse enfadados, en cambio se les enseña a controlar estas emociones a través de las palabras.
Sin embargo al mismo tiempo que debe procurarse brindar cariño, también debe evitarse caer en la sobreprotección, ya que esto puede perjudicarlo al impedirle enfrentar sus miedos por si solo, los padres deben ser una guía, no una armadura.
Aunque criar a un niño puede ser complicado, es importante recordar que la mejor manera de enseñar a amar es a través del ejemplo, por lo tanto si los padres demuestran el amor hacia su familia abiertamente, los niños aprenderán a hacer lo mismo con otras personas.
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