Bajar de peso sin hacer ejercicio, ni dieta. Eso es lo que ofrecen los parches, hechos a base de ingredientes que aceleran el metabolismo. Colocarlos es sencillo y con la ropa disimulas su uso. Pero no todo es tan fácil, como según parece. Expertos debaten entre si son realmente efectivos o no.
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Los fabricantes de parches afirman que funcionan en personas que necesitan bajar pocos kilos. En tres meses disfrutarías de sus efectos, siguiendo sus instrucciones.
Sin embargo, algunos especialistas en salud ponen en duda sus beneficios. Cuestionan sus componentes y sobre todo la promesa de que disminuyen la grasa en áreas específicas de nuestro cuerpo.
Componentes
El biólogo y editor del blog Vitónic, Santiago Campillo, explica que “prácticamente todos contienen una mezcla heterogénea de sustancias de origen natural, mezcla de extractos de plantas, cafeína y sustancias como la catequina, genisteína”.
Sobre el uso de la cafeína en los parches, Campillo afirma que “la evidencia científica no justifica el uso de la cafeína para ayudar a perder peso, y mucho menos de forma local”. Lo mismo ocurre con las catequinas, los polifenoles, la genisteína, el soforicosido o la capsaicina.
Según el biólogo “por sí solos no se pueden relacionar, de ningún modo, con un efecto adelgazante, y menos en tejidos concretos”.
Sistema
Campillo además desmonta su eficiencia: No hay evidencia de que los parches son capaces de llevar estos ingredientes a nuestro sistema y que estos funcionan como se pretende.
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Mientras que sus defensores afirman que estas sustancias sí penetran nuestro organismo y hacen su trabajo. Según Alan Sanders, del portal Fullmusculo, existen parches que “usan la aroma-terapia para influir sobre el cerebro”. Es decir, envía “señales que puedan inhibir el apetito o incluso ser más selectivos a la hora de comer, al evitar tanto consumo de azúcar”.
El beneficio que ofrecen los parches es la quema de grasa en zonas específicas de nuestro cuerpo, como brazos, espalda o estómago. Campillo es tajante: “No existe nada, absolutamente nada, que demuestre su utilidad en ningún sentido”.
Explica que nuestro organismo “regula la energía y su almacenamiento de una forma generalizada, no localizada”.
Y además están contraindicado su uso en personas que padezcan de diabetes, por la cafeína, e hipertiroidismo, por su alto contenido en yodo. Tampoco se recomiendan para hipertensos, niños, embarazadas o en período de lactancia.