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Mitos del ejercicio en mayores de 50: ¿Soy muy mayor para empezar?

Conforme ha avanzado la tecnología y su aplicación en la salud, la esperanza de vida ha aumentado y la población ha envejecido. El desafío es llevar una buena vida más allá de la adultez y mantenerse activo es la mejor receta para lograrlo

‘Nunca he hecho ejercicio en mi vida, no puedo empezar ahora’, ‘no tengo tiempo’, ‘es peligroso, me puedo lesionar’. Seguro más de algún adulto mayor ha dicho o pensado esto. O puede ser que un familiar se lo ha dicho por miedo a que le pase algo. Lo que pocos saben es que esa falta de actividad puede ser todavía más riesgosa y llevar a desarrollar enfermedades crónicas y pérdida de movilidad.

El deporte, en todas las etapas de la vida, no solo aporta beneficios físicos. También ayuda a prevenir enfermedades mentales, lidiar mejor con el estrés y a ser más independientes. Esto ayudará a que no necesiten de asistencia de terceros para sus actividades diarias, según el sitio Web Medicine.

Lo importante antes de empezar, es preguntar primero al doctor o fisioterapeuta, y seguir una pauta ordenada y constante. En caso de dolor muscular, la administración de paracetamol de 1 gramo, puede resolver molestias propias de la edad.

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¿Cuáles son los principales mitos del ejercicio para mayores de 50 años?

  1. Hacer ejercicio no tiene sentido a esta edad, uno ya está muy viejo
    Quizás el mito más importante de desclasificar. Envejecer no tiene que ver con volverse incapacitado. Y si bien a partir de cierta edad la masa muscular baja, los huesos y músculos pueden fortalecerse en cualquier etapa de la vida.
    Muchos de los síntomas asociados con la vejez, tales como debilidad y pérdida de equilibrio son incluso señales de inactividad, no edad, según el planteamiento de la doctora Alicia Arbaje de la Escuela de Geriatría de la universidad John Hopkins en Baltimore, Estados Unidos.
  2. El riesgo de lesionarse es muy alto
    El entrenamiento regular puede incluso retrasar los efectos del envejecimiento y prevenir posibles lesiones según una publicación de Harvard Medical School.
    Al estar activo, la salud cardiovascular se mantiene saludable, el metabolismo funciona correctamente y los músculos y huesos conservan su fortaleza.
  3. Si no era activo antes, no es momento para comenzar
    Esta es una de las creencias populares que más desalienta a las personas mayores. Esto, debido a que sienten que es muy tarde para comenzar a hacer ejercicio. También les puede intimidar acudir a un gimnasio o unirse a alguna clase grupal por miedo a hacer el ridículo.
    Como se mencionaba al principio, la actividad física tiene un efecto también mental: previene la depresión, mejora la autoestima y el bienestar que proporciona en todos los aspectos de vida debiese ser la energía para romper con esos prejuicios.
    Es importante que, aunque la persona esté entrando a sus 50 años o con 80 años, tenga curiosidad de intentarlo. La edad no es un límite y basta con empezar con breves rutinas de 30 minutos. En ellas se pueden usar implementos no tan sofisticados que se pueden encontrar fácilmente en la casa.
  4. Tener enfermedades crónicas y el ejercicio no van de la mano
    Por lo contrario, la actividad física, en algunos casos con supervisión, es una de las recomendaciones que más aconsejan los doctores y puede significar incluso tomar menos medicamentos.
    Diabetes, problemas al corazón e incluso artritis pueden tratarse con una buena rutina dos a tres veces a la semana.

No hay razones para no tener una vida activa, de calidad y con energía. Además, esto puede hacer una gran diferencia en tareas diarias que pueden comenzar a parecer difíciles con la edad. Estas pueden ser levantarse de la silla, subir escaleras, cargar las compras del supermercado e incluso jugar con los nietos.

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