¿Has oído alguna vez decir que comer justo antes de dormir es perjudicial para la salud? Hay quienes dicen que esta práctica favorece la ganancia de peso y puede desarrollar enfermedades, pero algunas investigaciones demuestran que puede no ser así.
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Una investigación realizada por la Escuela de Graduación de Ciencias de la Salud, de la Universidad Okayama, en Japón, descartó como efectivo que por lo menos dos horas de intervalo debe existir entre la última comida y el período de sueño, una vez que, los niveles de azúcar en la sangre no se vean afectados.
El estudio analizó información entre los años 2012 y 2014, de más de 1.500 adultos que viven en el oeste de Japón. Ninguno de los participantes tenía enfermedades metabólicas vinculadas a la diabetes, dos tercios de los participantes se encontraban mujeres y la mayoría tenían más de 65 años de edad. De entre los individuos, pocos respetaban las dos horas de ayuno antes de acostarse por la noche.
Se observaron aspectos como la dieta, factores personales y de estilo de vida, como peso, cuán rápido comen, práctica de ejercicios y hábitos, como fumar. También se estudiaron las hemoglobinas que indican los niveles de glucosa en la sangre en un período de tres meses.
Los niveles de azúcar en sangre subieron un 0,5% durante los años en cuestión, mientras que las horas esperadas para ir a dormir tuvieron un efecto insignificante sobre ese aumento. En resumen, el estilo de vida y las características individuales son responsables de ese crecimiento, de modo que de nada sirve esperar horas para dormir y tener hábitos de alimentación y comportamiento malo.
Un estudio realizado en 2014 por investigadores de la Universidad Northwestern de Chicago sugiere que el tiempo relativo de las comidas, particularmente cuando hablamos de ingestas calóricas próximas al sueño, pueden llevar a la ganancia de peso. En la evaluación, 59 individuos fueron reclutados, siendo que los patrones de reposo y actividad fueron medidos por siete días, junto a los registros de la dieta. El conclusión: considerando el sexo, la edad, la duración del sueño y la cantidad de comidas durante el día, y las personas que comían y luego se iban a dormir, tenían más probabilidades de ganar peso debido a las calorías ingeridas.
En otra investigación se detalló que comer por la noche puede predisponer a individuos a la ganancia de peso, pero los resultados están ligados al aumento de la ingestión de macro-nutrientes y no a factores corporales de la digestión.
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Todos los estudios llegaron a un acuerdo: No es cuando se come que engorda, sino lo que se come. “Más atención se debe prestar a las porciones saludables, componentes alimentarios, dormir adecuadamente y evitar fumar, consumir alcohol (…) ya que esas variables tienen una influencia más profunda en el proceso metabólico”, concluyeron los científicos de la Universidad Okayama.