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Invierte más en experiencias, no en cosas y tu vida mejorará

Las experiencias te harán más feliz que las cosas amteriales

¿Qué haces cada vez que llega tu sueldo a tu cuenta? ¿Lo gastas en gadgets, ropa y salidas a cenar o lo guardas con la esperanza de darte unas vacaciones a un lugar único y emocionante?

Personalmente, he caído en ambos, siendo lo material hacia lo que tengo mayor inclinación pero cuando he tenido la oportunidad de escapar del trabajo para irme de viaje, he descubierto que al final, resulta ser más satisfactorio que un montón de camisetas y vestidos.

Claro, los gastos son cada vez más grandes y ahorrar se ha convertido en una tarea muy complicada para muchos que muchas veces ni siquiera se pueden dar el lujo de gastar en amenidades sino en rentas o deudas. Sin embargo, siempre hay forma de balancear tus estados de cuenta y conseguir algo que te haga feliz en la vida.

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Nos hemos engañado a nosotros mismos para creer que la definición de éxito y felicidad proviene del tipo de auto que tenemos o del número de ceros en nuestra cuenta bancaria. En una sociedad que idolatriza la búsqueda de la felicidad basada en los bienes materiales,  parecen extraños quienes eligen escapar un fin de semana para tomar fotografías de paisajes o invirtiendo la quincena en clases de baile en lugar de comprar el smartphone de moda.

Pero la clave de la felicidad es no gastar nuestro tiempo y dinero en adquirir bienes sino en pasar nuestro tiempo y dinero experimentando la vida.

Según la Universidad Estatal de San Francisco, las personas están mucho más satisfechas cuando compran experiencias que cuando compran objetos materiales. Y no es que tengas que gastar en un viaje carísimo al otro lado del mundo o que debas pasar todo un año sin gastar un centavo para poder ahorrar, al final del día, la experiencias vienen en todas las formas.

Cuando compramos experiencias, todo lo que tenemos son los recuerdos y, por lo tanto, parece que estamos obteniendo menos de nuestra compra. Sin embargo, es a largo plazo que apreciamos nuestros recuerdos y experiencias mucho más que las cosas que compramos, las cuales muchas veces se rompen, se pierden a mitad del camino o terminan en la basura.

¿Por qué exactamente las personas que compran experiencias, en lugar de objetos, son más felices? Si bien las cosas nuevas son emocionantes al principio, rápidamente perdemos el interés en ellas. Son una parte mundana de nuestra existencia diaria que agrega poco o nada a la cantidad de alegría que sentimos a diario. Uno se acostumbra y pronto minimiza su valor.

Sin embargo, aquellos que gastan la mayoría de sus ingresos en experiencias, no tienen este problema. Si bien es posible que no tengan lo último en tecnología en sus manos, es probable que perciban el mundo más allá de una pantalla. Es decir, mientras que otros necesitan seguir comprando nuevos productos para mantener el ánimo, aquellos que compran experiencias siempre pueden recurrir a sus buenos recuerdos cuando lo necesitan. Uno podrá ser más instantáneo, pero el otro tiene más beneficios a largo plazo.

Todos vamos a morir un día y al final, no es mentira lo que muchas abuelas dicen sobre que no nos llevamos nada a la tumba. Es un poco dramático pero imagina llegar al final de tus días y preguntarte:  ¿viví lo suficiente?, ¿me arrepiento? ¿experimenté todo lo que quería en la vida?

Pregúntate si deseas que tu existencia se defina según el tipo de automóvil que posees o a las aventuras y la libertad que tuviste en vida. Invierte en algo que te traerá lecciones en lugar de una factura. Libérate un poco de las cosas y aprovecha en vivir algo que le dará un sentido nuevo a tu vida a largo plazo.

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