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5 consejos budistas para enfrentar los momentos difíciles de la vida

En la vida hay que enfrentarse a momentos de caos pero los budistas tienen la solución

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Cuando las personas están insatisfechas con sus vidas, generalmente solo pueden identificar qué es lo que no quieren sentir. El odio, la rabia, la envidia o la tristeza, sólo generan un malestar mental y físico que resulta desgastante, además de que nos lleva a un estancamiento frente a las situaciones difíciles de la vida.

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Dicen que para sobrellevar la vida de la mejor manera posible debes promover lo que amas en lugar de resaltar lo que odias y no hay nada más cierto. No solo es la mejor manera de existir en el mundo, sino que también es la única forma de lograr cualquier cosa que te propongas.

Para cualquier persona externa puede ser muy fácil decirte que «dejes ir» las cosas o que «te olvides» de los problemas, pero ¿cómo hacer eso cuando el dolor y el coraje son demasiados? ¿Cómo neutralizas algo que te está partiendo en pedazos y que te estruja el corazón?

Los budistas señalan que para enfrentar momentos difíciles, lo mejor es no luchar contra la corriente, sino con ella; volvernos más flexibles y no desgastar nuestras fuerzas en algo que no vale la pena para que la propia solución nazca de la adaptación y la optimización de nuestros recursos.

Cuando se nos presentan momentos difíciles en la vida, nos empeñamos en negarlos y en tratar de salir de ellos tan pronto como sea posible pero tener la actitud y determinación para ello no basta: hay que adaptarse y aprovechar lo que la mala racha nos ofrece. Aquí están algunos consejos que puedes seguir de esta filosofía.

1. No luches contra la corriente

Una forma inteligente de enfrentar momentos difíciles es fluyendo con ellos en vez de luchando. No gastes energía tratando de evitar lo inevitable. Aceptar te ayudará a reconocer los límites y encontrar solución. Admitir que las cosas son como son te ayudará a tener una perspectiva más realista y positiva de la situación. El sufrimiento disminuye cuando aprendemos a aceptarlo con razón en lugar de resistir. Es la ley de la naturaleza que la resistencia causa miseria.

2. Aferrarse a la ira no es útil

El budismo enseña que dirigir la ira hacia los demás no conduce realmente a nada positivo. No culpes a otros con tu enojo. Da un paso atrás y actúa con razón y sentido común. Te lo agradecerás más tarde. Según el Dalai Lama, en lugar de enojarnos, deberíamos usarlo como una catapulta en nuestro propio desarrollo:

“Los tiempos difíciles construyen la determinación y la fuerza interior. A través de ellos también podemos apreciar la inutilidad de la ira. En lugar de enojarse, cultive un cuidado profundo y respeto por los alborotadores porque al crear tales circunstancias difíciles, nos brindan oportunidades invaluables para practicar la tolerancia y la paciencia «.

3. Aleja el miedo entendiéndolo

Gran parte del miedo que existe dentro de nosotros proviene de la incertidumbre y la pérdida. Tememos la pérdida más que cualquier otra cosa: la pérdida de nuestras vidas, nuestros seres queridos, nuestro status quo, nuestras preciadas posesiones, nuestros logros y títulos. Todo lo que podría llevar a la pérdida es un gran temor para muchos de nosotros. También tememos el fracaso y la posibilidad de que nunca seamos suficientes. Pero podemos superar estos miedos al comprender por qué existen dentro de nosotros y de dónde provienen. A través de la introspección podemos auto descubrirnos, curar cicatrices causadas por nuestros miedos y comprender por qué tememos a lo que tememos. Esto ayuda a liberar y afrontar.

 

4. Somos la continuación de nuestros seres queridos (están en nosotros).

La pérdida de un ser querido nunca será fácil y nunca llegaremos a un estado mental en el que no nos veamos afectados en absoluto, pero el budismo tiene mucha sabiduría que puede ayudarnos a manejar hábilmente la tristeza y el dolor que nos invade cuando perdemos a alguien que nos importa.

El budismo explica que de una manera muy real, nuestros seres queridos existen en nuestra idea de ellos, a través de ciertas cualidades que particularmente amamos de ellas. Pensar en ello en los momentos de angustia o desolación ayuda a sentir un cierto nivel de curación y conexión con la persona. Todo está ahí, solo tienes que mirar un poco más profundo. Te dará alivio y paz.

5. Ahora, no después

Las situaciones difíciles son una llamada al cambio. Ya sea un error, una perspectiva equivocada, o alguna acción que desencadena un problema, debes buscar un cambio interno para hallar solución. No esperes a que pase la tormenta para tomar medidas. Es en plena tormenta cuando debes tomar acción.

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