1.- Hay estabilidad en su relación
Cuando apenas estás en el juego del cortejo, y conquista… todo es emoción. Es una etapa hermosa en la que adivinas sensaciones, hay tanta inestabilidad que todo es emocionante, y una dosis de aventura diaria.
Sin embargo, esto solo es lindo durante una época. Cuando ya se afianzó la relación, se requiere de estabilidad y ciertos compromisos. Si tú y tu pareja han alcanzado esto gustosos, y no te sienets en una montaña rusa todo el tiempo. ¡Todo va bien!
2.- Ningún tipo de violencia
No toda la violencia se manifiesta a través de golpes. Muchas veces guardamos tanto resentimiento en nosotros y comenzamos este juego de ser pasivo agresivos o por sentimientos internos limitamos el vuelo de nuestra pareja.
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Por lo tanto, si tu relación no tiene estos detalles, no hay violencia física, o emocional, y todos los conflictos (porque siempre habrá) se solucionan hablando y se ponen sobre la mesa. Estás en una saludable relación y eso seguramente hace feliz a los dos.
3.- Hablan continuamente de sus emociones
Te enamoras de una persona, estableces con ella una relación, los años pasan, y es inevitable que ambos cambien. Estos cambios son los que en ocasiones provocan las rupturas, porque no sabemos lidiar con ellos.
Tienes una opción: evolucionar junto a esa persona. Cuando vas de la mano por los cambios, y ayudas al crecimiento mutuo, es inevitable sentirse feliz. Para ello se debe hablar de los cambios, de aquello que sucede, de los disgustos, y sí, de los sentimientos.
Pero, de eso se trata, ¿no crees? Lo que realmente funciona en las relaciones es ser vulnerable, y abrirte con la otra persona.
4.- Tienen una ética personal clara
Es importante que ninguno se deje manipular, mangonear, y sepa qué quiere. Todos debemos tener muy claro cuales son nuestros gustos y disgustos para que estos sean respetados. Es una relación y ambos deben tener voz en ella.
Si tú y tu pareja tienen esta característica…. van muy bien.
5.- Se acompañan, no se poseen.
Saber que estás con un compañero, que has decidido de forma libre compartir tu vida. Esto no quiere decir que pases a ser una posesión en la vida del otro. Nadie es tu dueño, ni debe controlar tus acciones o actitudes.
Eres libre, y dentro de esta libertad eliges con quién estar. No son divertidos ni románticos los celos, no es sano estar vigilando o stalkeando a otro, ni debes pedir cuentas a tu pareja. Sí está bien que saques tus miedos e inseguridades, pero no puedes pretender controlar vidas ajenas a la tuya.
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