En muchas oportunidades nutricionistas y expertos en obesidad han hablado de la importancia de dormir para favorecer la pérdida de peso. Esta teoría sigue sumando puntos a favor, en esta oportunidad la recomendación se apoya en investigaciones desarrolladas por un equipo de investigación de la Universidad de Murcia, junto con la Universidad estadounidense de Harvard, la investigación revela que dormir poco se asocia con mayor riesgo de obesidad al afectar al ritmo circadiano.
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“Las 8 horas sigue siendo el estándar medio para dormir y tener un buen estado metabólico”, explica en una entrevista con EFE salud, Marta Garaulet, catedrática de Fisiología de la Universidad de Murcia y experta en crononutrición, la disciplina que estudia los ritmos biológicos de los seres vivos y su relación con la alimentación.
Para el estudio el equipo de Garaulet analizó el tejido adiposo humano, la grasa, que cultivan en una placa y observan como varía el ritmo de la insulina a lo largo del día y la noche. La insulina es una hormona que interviene en los procesos metabólicos y, principalmente, en el metabolismo de los carbohidratos.
“Un ritmo diario amplio, que sube y baja, es un ritmo saludable y se asocia a menos obesidad y más salud. Pero hemos observado que ese ritmo se aplana, disminuye, se estropea al dormir poco o cuando nos acostamos muy tarde”, dijo la catedrática.
Con el análisis, Garaulet concluye: “Aquellos que duermen 9 horas tienen el ritmo de insulina con más amplitud, más saludable que los que duermen menos horas”, lo que a la larga puede influir en que se tenga menos propensión a sufrir diabetes.
Por tanto, la corta duración del sueño se asocia con un mal ritmo circadiano y con problemas metabólicos y propensión a la obesidad, afirma la investigadora.
Otros estudios
Sobre este tema también se encuentra el estudio europeo HELENA con 3.200 niños y adolescentes, de los que 1.300 dormían menos de 7 horas y presentaban mayor grado de obesidad”, apunta.
Por su parte el estudio OnTime Junior, de la Universidad de Murcia con una muestra de 432 niños de la región, se observa el sueño de los menores mediante unos relojes que miden los ritmos, posición, temperatura y exposición a la luz.