¿Alguna vez has estado envuelta en un romance que se siente como un torbellino, donde el otro es perfecto y donde nadie más que ustedes existe? Bueno, a todos nos ha pasado alguna vez, el problema de este tipo de enamoramientos es que después caemos a la realidad tan duro como una piedra, al darnos cuenta de que esa persona no es la mejor opción.
A menudo sentimos que estamos enamorados, cuando realmente necesitamos una validación por lo que dejamos de ver la verdadera naturaleza de la persona o la situación. Eso, es el apego. Es posible sentirlo por todo tipo de personas y seres, incluyendo a tus mascotas, o incluso a objetos materiales, pero hablando específicamente del apego o dependencia emocional en una pareja la cosa se puede volver complicada y muy tóxica.
La base de la dependencia emocional es que a todos los humanos nos cuesta comprender que nada es para siempre. Cuando desarrollamos un apego emocional al otro, lo vemos como imprescindible y necesario en nuestra vida. Depender de tu pareja es pensar que si lo pierdes o no lo puedes conseguir y que la vida no tiene sentido.
Es aquí donde encontramos diferentes tipos de apego que terminan por dañar nuestras relaciones: ‘Ten cuidado de caer en alguno!
Apego ansioso
Ocurre cuando no confías en la otra persona y generas una sensación constante de inseguridad. Tienes miedo de que te abandonen y por ende buscas la aprobación e intimidad constante para sentir que siempre estará para ti.
Es posible que tu pareja se haya ido a una reunión con amigos, sin embargo, apenas ha pasado una hora y ya estás mandando mensajes para saber cómo está y con quién está. ¿Reconoces esa situación? Es un tipo de apego muy común y una de las principales razones por las que muchas relaciones fracasan.
Apego desorganizado
Este tipo de apego es quizá el más tóxico y peligroso. Tiene un origen patológico en aquellos que crecieron en entornos abusivos y de maltrato físico o emocional. Una persona que está en una relación agresiva atraviesa por un dilema en el que por un lado, sabe que no debe permanecer ahí y por otro, no conoce otro entono ni otro tipo de figuras afectivas por lo que sigue unida al sujeto que la maltrata.
Apego distante
Las personas que pasan por este tipo de apego suelen tener relaciones poco habituales. A diferencia de muchas parejas, quienes padecen de un apego distante no necesitan cercanía por lo que constantemente piden espacio, además de que les cuesta trabajo expresarse emocionalmente. Al final, jamás se separan ya que la búsqueda de afecto se vuelve constante y uno jamás responderá igual que el otro. Esto por supuesto genera gran sufrimiento del cual es difícil salir.