Lo primero y más importante es saber diferenciar cuándo tienes hambre y cuándo es producida por la ansiedad. Si has almorzado y sientes que ese pedazo de pizza te está guiñando el ojo, es problema que no se trate de un hambriento episodio.
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El doctor William Arias, médico anestesiólogo y experto en nutrición (@doctordeladieta) explicó: «Si sientes hambre tómate dos vasos de agua, y si se te quita, es porque estabas ansioso o deshidratado, mas no hambriento. Pero hoy vamos a hablar de cómo controlar el hambre a todo momento».
Alimentación balanceada
Cuando te alimentas de forma correcta y balanceada, no tienes por qué sentir hambre todo el día, pues tu metabolismo está satisfecho. Es importante incluir en tus tres comidas principales una buena porción de proteína, medio plato lleno de vegetales (carbohidratos buenos) y al menos uno o dos fuentes de grasa saludable. Asegúrate también de comer alimentos ricos en fibra para sentirte saciado.
Come despacio
Cuando masticas y tragas, los nervios del estómago envían la señal de satisfacción hacia el cerebro. Pero estas tardan cerca de 20 minutos antes de ser acatadas para suprimir el apetito.
Dormir bien
«Para mí esta es la clave de todo», afirma el doctor Arias.
Al no dormir el tiempo suficiente, dificultamos la producción de leptina, que es la hormona que se encarga de mandar la señal de saciedad a nuestro cerebro.
Toma agua
Muchas veces la deshidratación se confunde con el hambre. Genera una sensación de cansancio y bajas energías, lo que podría conllevar a comer más de lo normal. Con una buena dosis de limón vas a sentirte aún más saciado e hidratado.
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Reduce el estrés
Esta es la enfermedad del nuevo siglo. Genera una ansiedad que descontrola todo nuestro organismo. Cada vez que te sientas aturdido o estresado, respira 8 veces, levántate de tu silla y, cuando estés más calmado, retoma tus labores.
Medita
Intenta meditar todos los días, así sea 5 minutos. A través de Internet puedes hallar meditaciones guiadas, incluso tú también puedes hacerlo solo.
