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¿Qué es el fisting? Conoce los riesgos de esta extrema práctica sexual

El sexo permite a las mujeres conocer prácticas extremas como el fisting, pero estas siempre deben ser desarrolladas con suma precaución

¿Habías escuchado alguna vez hablar sobre el ‘fisting’? Esta práctica sexual no es nueva, pero sí ha experimentado sus más altos índices de popularidad, luego de que Anastacia se negara a practicarlo en el famoso cuarto rojo de Christian Grey. Desde entonces muchas mujeres se han atrevido a experimentar mucho más en el sexo, conociendo más sobre sus formas de placer.

El ‘fisting’, también llamado ‘fist–fucking’, es una práctica sexual que consiste en la introducción total o parcial de la mano en la vagina o en el ano, más osado aún. Los expertos en el sexo la consideran como una práctica realmente extrema y desarrollarla debe contar con ciertos cuidados.

El sexólogo y psiquiatra Walter Ghedin definió a Infobae el fisting como “una técnica que requiere cuidados especiales, una alternativa de riesgo por la dilatación extrema de los tejidos vaginales o anales”.

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Para llevarla a cabo es fundamental contar con médicas e implementos fundamentales como desinfección y limpieza de las manos, guantes de látex y lubricante, como mínimo.

También existe una variante conocida como braquioprosis o braquiproctosigmoidismo, una variante más profunda y poco común en las mujeres, pero que sí es practicada más en el mundo de la pornografía y entre los homosexuales. Consiste en la introducción del brazo en el ano.

Los especialistas la califican como una variante del sadomasoquismo, pues es desarrollada por personas que desean sexo más fuerte, independientemente de su género.
Es fundamental un nivel alto de excitación, la higiene de la zona, el uso de lubricantes, y la penetración gradual para que no provoque dolor ni lastime”, advierte Ghedin.

Comunicación y confianza

La práctica del fisting requiere de mucha comunicación y confianza entre ambos. Las mujeres suelen ser muy sensibles, así que lo ideal es que ellas marquen el ritmo indicando a su compañero de sexo qué y cómo deber hacerlo.

Lo ideal es ir poco a poco. Sin prisas. El cuerpo debe estar preparado, y en el peor de los casos, ir preparándolo con la introducción de uno, dos, tres dedos y así paulatinamente.

La elasticidad de la vagina permitirá que la mano vaya entrando disminuyendo el temido desgarro que podría generar una intolerable sensación de dolor.

Si decides practicar fisting anal, debes tener un poco más de paciencia, pues la elasticidad no es nada parecida. El ano es mucho más estrecho además de contar con dos esfínteres que impiden una fácil penetración.

¿En qué posición?

Existen algunas variantes de posiciones que te permitirán jugar en el sexo con tu compañero. El Silent Duck o pato silencioso es una de las posiciones iniciales y, por ende, más comunes. Las mujeres muy sensibles no toleran más después de ella. En esta posición la mano debe simular el pico de un pato, de ahí el nombre.

Las mujeres más osadas llegan a experimentar el Doble fist, fuelle o rezo. Para esta posición debes preparar la mano, pues como su nombre lo determina, entraran ambas. Tu compañero debe juntar las palmas de la mano, como si fuera a rezar, y girarlas en 90 grados.

También está el fisting con la mano en forma de T, según el alfabeto americano de lenguaje de señas. La mano va en forma de puño y una vez dentro de la vagina o el ano, se coloca el dedo pulgar entre los dedos índice y medio.

Es importante tomar en cuenta, que la práctica del ‘fisting’ acarrea congestión de la mucosa en los genitales, con lo cual se hace necesario el uso de preservativos para la penetración después del ‘fisting’, si la hubiere.

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