Todas las relaciones de pareja son complicadas. Pero en algunos casos se dan relaciones “tóxicas” en las cuales una o las dos personas sufren mucho más de lo que experimentan dicha y placer por estar juntos.
Muchas veces las personas que están inmersas en “relaciones tóxicas” no son capaces de darse cuenta de que están inmersas en situaciones de abuso y daño emocional.
Si en la relación tu pareja te hace infeliz, te falta el respeto, es celosa, te maltrata verbalmente y nunca te valora, desconfía de ti y es posesiva, lo más seguro es que vivas una relación tóxica de pareja.
Enumeramos una serie de señales que te ayudarán a identificar si tienes una relación “tóxica”:
Actitudes de control y celos
Continuas faltas de respeto en privado o en público
Controla tus gastos personales, lleva un control sobre tus cuentas bancarias, o te pide explicaciones sobre tus facturas
Investiga tus redes sociales y tu teléfono móvil. Además, pregunta constantemente por tus horarios y te planifica la vida sin pedirte opinión
Te menosprecia y te da a entender que sin él no serías nadie ni podrías seguir adelante
Es habitual que use el chantaje emocional contigo: si no haces lo que él quiere, se enfada
Hace lo posible por restarle importancia a tus méritos y virtudes
Te culpabiliza constantemente de problemas que tiene en su vida laboral o con otras personas ajenas a la relación
Cuando se produce una discusión, tienes que ceder tú siempre, porque en caso contrario puede estar días sin dirigirte la palabra
Te chantajea o exige que realicéis prácticas sexuales que no te gustan. También te compara con otras parejas sexuales de su pasado
Si acertaste la mayoría de los ítems lo más probable es que estés inmersa en una relación tóxica con tu pareja. Es casi seguro la relación esté condenada al fracaso. Lo mejor es que analices la situación para saber si vale la pena intentar arreglar las cosas, dar un paso al costado o seguir adelante. Tu integridad, tu tranquilidad y tu salud física y emocional, es lo primero.
La psicóloga Maritza Gutiérrez aseguró, a Nueva Mujer, que “las relaciones tóxicas son de mucho cuidado porque, por lo general, conllevan a varios riesgos físicos y emocionales. Los excesos de celos y los maltratos son los principales indicativos de este tipo de relaciones (…). No es nada saludable y sano que siempre prevalezcan los deseos y caprichos de la otra persona y que estén por encima de los propios. Lo más recomendable es que las mujeres que sufren en estas relaciones acudan a terapia para evaluar las acciones a seguir y que la ruptura sea lo menos traumática para ambas personas, que acudan a terapia de pareja”.