Desde que Iván no sale de farra con sus amigos por quedarse en el departamento de su novia le dicen que está «calzoneado».
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En términos coloquiales, en algunas ciudades de Latinoamérica, esto indica cuando alguien está hipnotizado por su pareja o idiotizado.
Pero Iván niega que su actitud sea producto de este ritual, practicado por personas que se dedican al esoterismo, brujería, etc.
¿En qué consiste?
Si buscas en internet verás una serie de rituales sobre la famosa «agua de calzón». Incluso dan las pautas para que tenga mayor efectividad.
Varios artículos plantean que puedes hacer el ritual con las prendas íntimas limpias o sucias, además de otros ingredientes como la canela, la miel, el azúcar, que al ser dulces, atraerán el amor.
La preparación tiene varias recomendaciones pero el objetivo en todas es que la persona a la que se quiere enamorar pruebe de ese brebaje.
¿Funciona?
Cuatro expertos dan sus criterios sobre las experiencias y creencias que existe del «agua de calzón». Por ejemplo, el sexólogo Rodolfo Rodríguez hace un análisis en varias perspectivas.
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Rodríguez explica que se atribuye el término de «calzoneado» cuando un hombre está locamente enamorado y deja de hacer cosas que hacía frecuentemente con su entorno.
Una de las principales acciones es cuando ocupa la mayor parte de su tiempo con su pareja, dejando a un lado los compromisos sociales con todas las personas, inclusive su familia.
Cree que esto tiene que ver con una conexión y empatía sexual demasiado intensa. «El hombre a diferencia de la mujer manifiesta conductas que alteran su diario vivir cuando se obsesiona con su chica«, dice.
Acota que esto tiene que ver con la limerencia, término para referir un estado mental involuntario el cual es resultado de una atracción romántica por parte de una persona hacia otra, combinada con una necesidad imperante y obsesiva de ser respondido de la misma forma.
«En esta vinculación muy fuerte ya sea sexual y/o emocional ni siquiera se ven los defectos del otro. Esto puede durar hasta un año y luego van aterrizando esos criterios», explica.
Pero Rodríguez cuenta que en consulta sus pacientes le han dicho que han recurrido a varias prácticas esotéricas destacando que no es algo que garantice una relación de pareja o una conexión sana entre dos personas.
Esto porque se recurre a instancias que realmente no son de voluntad y se usan elementos de brujería. Pero las creencias son fuertes y quienes quieren hacer estos trabajos viajan donde las personas que manejan el tema a la perfección.
«Una paciente dijo que hace un ritual para mantener el control de su pareja cuando siente que hay problemas y distanciamiento. Ella dice que le funciona», cuenta Rodríguez.
El poder de la mente
Así mismo Fernanda Gómez Estrada, especialista en Hipnosis Holística, cree que más allá de creer en el ritual como tal está la energía que genera esto.
La gente que lo hace invierte y descarga mucha energía en esto porque la mente es poderosa. Esto es parte de sus convicciones más firmes.
«El poder de tus pensamientos son tan potentes que uno atrae y envía lo que queremos«, enfatiza Gómez.
La especialista indica que para que esto tenga efecto debe existir el poder de la persona para entregar su pensamiento a lo que está haciendo.
Es la intención lo que genera esa fuerza. Es la intención que tiene el acto, insiste. Por ejemplificar, si le tienes fe a un cuarzo vas a centrar todos tus deseos en éste y lo mismo pasa con una estampa, un árbol, etc.
Fernanda recuerda que en la Biblia está claramente que la fe mueve montañas y eso tiene su lógica. «El amor y la fe que le pongamos a nuestras intenciones dará los resultados para que se cumpla», piensa.

Además expone que todo esto se conjuga con la luna, las horas del día, los días solares, entre otros aspectos, que conllevan energía para exponer las peticiones que tenemos y más aún cuando son positivas.
¿Con qué está relacionado?
Estas prácticas relacionadas con magia, brujería, rituales, entre otras, se han adjudicado a lo femenino y están inmersas en todas las culturas y en todo el mundo, dice el psicólogo clínico David Sucre.
Él atribuye, desde su campo de estudio y profesional, que se hacen estos ritos cuando hay baja autoestima, poca capacidad para enfrentar situaciones adversas.
Argumenta que las mujeres al no tener una buena respuesta de quien les gusta recurren a estas opciones de pensamientos de la intuición, creyendo que al hacerlos pueden obtener el deseo o el sueño cumplido de lo que buscan.
Lo hacen a través de amarres, artilugios, o brujería para retener el amor.
«Tenemos una concepción equivocada de escoger al amor pero es lo contrario: el amor nos escoge a nosotros«, reflexiona Sucre.
Alejado de la realidad
Para el psicoanalista Harold Hernández, no existe brujería como algo sobrenatural. Indica que lo que hay es una proyección de energía paranormal.
Aduce que esas creencias son supersticiones y lo que hay son técnicas de sugestión basadas en ritos, muñecos, fluidos vitales, etc.
Para Hernández, lo que funciona es la capacidad de impulsar la energía magnética de quien hace el hechizo y que si llega a funcionar va a necesitar refuerzos cada cierto tiempo.
Acentúa que existen temperamentos obsesivos dependientes fáciles de caer en subordinación así como personas con habilidad magnética para sugestionar.
Pero asegura que lo que hay es la química feromonal entre dos personas. Recuerda cuando el Dr. Berliner, dermatólogo, empezó a experimentar con injertos de piel descubrió que los extractos de pieles femeninas le relajaban más.
Encontró que las feromonas eran captadas por el órgano vomeronasal en las fosas nasales, un órgano auxiliar del sentido del olfato que se ubica entre la nariz y la boca.
«Las feromonas transmiten información de nuestra salud, de nuestra energía y el enamoramiento tiene mucho de magnetismo feromonal«, detalla Hernández.
Afirma que es un estafa la venta de feromonas en productos porque todos tenemos feromonas que atraerán a nuestro genético complementario.
Finaliza recalcando que las prácticas de hechicería son un fraude y a veces un riesgo antihigiénico para el consultante.
Coincide en que las personas con una vida emocional desordenada caen fácil en esos juegos sugestivos.