Una no nace amándose: hay que trabajar toda la vida para ello, y eso implica deshacernos de miles de supuestos sociales que nos amarran a exigencias que no tenemos idea de dónde vienen.
Es por eso que tener certeza de que realmente nos amamos es difícil. Acá algunas señales de que no te amas lo suficiente y no te has dado cuenta:
Vives en relaciones tóxicas
Aceptas que tu pareja te dañe o dejas que te humille frente a los demás. Si tú haces lo mismo es una señal que muestra que no solo no amas a esa persona sino que tampoco a ti misma. Es mejor que estés con alguien que te inspire a respetarlo, admirarlo y sobre todo a amarlo.
Tomas decisiones pensando en agradarle a otros
Estudiar una carrera que no te gusta, tener un trabajo que detestas o toda aquella acción que te inspire malestar antes que placer. La vida es demasiado corta como para estar haciendo algo que no te gusta. Toma las riendas y disfruta.
Comparas tu vida con la de los demás
Sientes malestar o celos si alguien hizo algo que tú soñabas. Estos sentimientos son resultado de una vida de insatisfacciones, y te tomas a personal lo que otros hacen, casi como una amenaza que te supera. Nadie está haciéndote daño ni quiere hacerlo: solo eres tú, quien no ha decidido trabajar por lo que quiere.
Haces lo que sea con tal de que un grupo te acepte
Eres capaz de cambiar parte de tu personalidad o gustos solo para sentir que le agradas a los demás y te pueden incluir en su círculo. No es necesario, porque tienen que aceptarte e incluirte tal cual eres.
Vives para llamar la atención
Beber de más, cometer acciones arriesgadas o incluso hacer el ridículo, solo para sentirte más aceptado socialmente e incluido. Pero no es la manera.
Te esfuerzas por demostrar que tu vida es perfecta
Bien sabes que la vida de nadie lo es, y mucho menos la tuya. Puede resultar frustrante cuando nada sale como lo habías planeado y aferrarse a la perfección es una manera de ocultar todo lo malo de nuestars vidas. Cuando aprendas a aceptar que los desperfectos son parte natural de la vida y que nadie está libre de ellos, te relajarás más.
Pones tu vida en riesgo
Aceptas reiteradas humillaciones de los demás
¿Vale la pena estar entre personas que se dedican a usarte para su diversión hablando a tus espaldas, burlándose de ti y poniéndote en riesgo? Los amigos verdaderos son los que se preocupan por ti y luchan por tu bienestar.
Dudas de la belleza de tu físico, de tu forma de ser o de tus capacidades intelectuales
No estás convencida de tu valor pese a que la gente te diga que lo vales. Quizá sea un buen momento para dejar de ser tan exigente contigo, relajarte y valorar todo lo que tienes y los demás admiran. Tus capacidades son únicas en el mundo. Ámalas.
Te sientes inferior a los demás
Puedes ser igual de buena que otros, no pongas a la gente en un pedestal. Recuerda el siguiente proverbio maorí: «Ponte de frente al sol y las sombras quedarán detrás de ti».