Por Viridiana Mirón
Cada día nos vemos expuestas a tantos estímulos visuales e información que es normal sentir el deseo de poseerlo todo: esas botas de moda, el nuevo vestido de temporada, un nuevo smartphone, un viaje por el mundo, una boda de ensueño o un hombre perfecto, pero la realidad es que si lo analizamos bien, son pocas las cosas que en realidad necesitamos.
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Más allá de los bienes materiales, tenemos deseos aún más profundos que nos gustaría satisfacer y que nos harían realmente felices. Estos son algunos de ellos…
Trabajar para vivir, no vivir para trabajar
En un mundo que cada día camina más rápido, en donde las crisis económicas son el pan nuestro de cada día y en países en donde existe una desigualdad laboiral, es fácil sentirnos abrumadas con nuestra vida profesional, pues a veces terminamos invirtiendo la mayor parte de nuestro día a día en trabajar y en el poco tiempo que nos queda libre sólo queremos dormir. Si algo queremos todas las mujeres es poder encontrar un trabajo que nos apasione, nos gratifique equitivamente y nos permita mantener un equilibrio entre nuestra carrera profesional y nuestra vida personal, pues ¿para qué nos sirve el éxito si no tenemos tiempo para disfrutar de él con nuestros seres queridos?
Comer sin preocuparte por engordar
Aceptémoslo, a todas nosotras nos gustaría tener una figura esbelta, pero lograrlo sin hacer sacrificios es muy complicado porque a veces es difícil resistirnos a las delicias de la vida. Si algo nos gustaría poder hacer, es comer esos chocolates, ese helado y esa pizza sin temor a subir de peso.
Amar sin perder la libertad
Tener la oportunidad de compartir nuestra vida a lado de alguien que nos acepte como somos y que tenga la suficiente madurez para no celarnos si salimos con nuestras amigas y que no se sienta inseguro de sí mismo por nuestros triunfos laborales es el sueño de muchas de nosotras. Las mujeres queremos amar, pero sin perder nuestra identidad y sin dejar de nosotras mismas sólo por hacer feliz a nuestra pareja.
Tener un compañero de vida
No buscamos un príncipe azul de cuento de hadas, sino un hombre con la capacidad de amarnos y con la seguridad de querer tomarnos de la mano y recorrer el mismo camino con nosotras. Defectos los tenemos todos, pero alguien con las ganas de compartir una vida en común; muy pocos.
Sentirnos seguras de nosotras mismas
Aunque proyectemos seguridad, algunas de nosotras vivimos con muchas inseguridades. Si algo queremos es sentirnos bien con nosotras mismas, sin criticarnos, ni sentirnos menos por nuestros defectos físicos, por esa celulitis, esas estrías o ese rollito. Aceptarnos tal y como somos, sin inseguridades, con la certeza de lo mucho que valemos y sin temor al «qué dirán».