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Pueden decir muchas cosas de ella, pero la vagina nunca miente

Los consejos de Adi Adler tienen bastante sentido, al fin y al cabo, una mujer sabe qué es lo que quiere otra mujer.

Cuando encuentro cosas buenas en Internet, me gusta compartirlas, porque nunca está de más hablar de nuestra amiga, la vagina. Sí, vagina, vagina, vagina, ¿te incomoda leerlo, decirlo o escucharlo? Acostúmbrate, porque este post es sobre ella.

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Mientras leía uno de esos portales que suelo visitar, me topé con una nota que hablaba sobre una mujer lesbiana (Ali Adler) que le daba lecciones a los hombres sobre “cómo fornicar a una mujer”.

Entre sus consejos, ella mencionaba que hacerle sexo oral a una mujer es como simular que estás esquiando con la lengua y hablando de lengua, también dice que no es necesario moverla como un remolino en la boca de la pareja, porque “tu lengua no es un dispositivo programado para recolectar muestras de saliva para la NASA”.

Pero lo que encontré más interesante —y cierto— es que por más que una mujer te diga que está caliente o que quiere hacerlo contigo, si no está mojada, hay algo que no está resultando.

La vagina no miente; si te excitas, ella reacciona, salvo en casos de problemas de disfunción sexual que alteran las secreciones vaginales y la lubricación. Lo normal, es que ella se moje y eso demuestra que le gusta lo que estás haciendo (o no).

Como bien dice Ali Adler, autora del libro How to Fuck a Woman, los hombres tienen que entender que las mujeres no pensamos como ellos y también, deben dejar su ego de “macho recio” a un lado y admitir que es bueno escuchar, que para darle placer a una mujer, deben tener claro sus necesidades (que no se las saben por libro).

Lo que pasa es que hay muchos hombres que no están interesados en el placer de la mujer, sino que en el suyo propio.

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Y aunque lo estuvieran, están más preocupados de su desempeño en el coito, de dejar una buena impresión, pero la penetración es sólo una parte y aunque lo haga bien, toda la relación sexual puede ser insatisfactoria para una mujer si no se considera lo que ella quiere para sentir placer.

Ahora, es importante que te comuniques, porque él no puede adivinar lo que te gusta. Todas las mujeres son distintas; puede que cierto tipo de estimulación haya sido efectiva para una pareja, pero la persona con la que estás ahora tiene otro tipo de necesidades. Todo va variando.

Ali Adler insiste en que el sexo no se trata de transacciones, sino que de experiencias compartidas. Importa el placer de ambos y si sabes que la persona con la que estás se preocupa por ello, seguramente te darán más ganas de estar con él y complacerlo, porque así funcionan las cosas.

Si estás con alguien que sólo quiere “fornicar”, seguramente la vagina no mentirá. Para las mujeres no sólo se trata de eso; la preocupación y los detalles pueden ser mayores afrodisíacos para nosotras que el tamaño del pene.

De hecho, sólo es necesario observar las estadísticas que comparte Ali Adler en su libro: las mujeres lesbianas tienen significativamente mayores probabilidades de llegar al orgasmo que las que son heretosexuales, y eso prueba que para la mujer hay mucho más que la penetración misma.

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