Por: Carla Ingus Marín.
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Los padres se desviven porque los hijos sean felices. A modo compensatorio por la falta de tiempo, o porque el nivel de exigencia de ellos es mayor, las razones pueden ser diversas; pero lo concreto es que la máxima actual de quienes son padres es que sus hijos sean felices. Cruzando eso con la actual Encuesta de Felicidad, donde Chile ocupa el puesto número 24 y donde encontramos a varios países Latinoamericanos, aparentemente algunos han logrado cumplir su meta. Pero podemos escarbar más y ver a qué obedece tanta felicidad.
Según el estudio realizado por Adimark el año 2014, un 67% de los jóvenes de entre 15 y 24 años declara ser feliz o muy feliz. La misma encuesta determinó que los jóvenes viven en un mundo que eleva el deber de auto-exigirse, se desprenden de aquellas obligaciones formales que otros consideran importantes para quedarse con lo que ellos consideran importante. Su pareja y sus amigos son su refugio de felicidad, donde viven una forma de integración e igualdad que ninguna otra generación experimenta.
¿Qué hace más felices a los chilenos? Según explica la sicóloga y docente de la Universidad Mayor, Dominique Karahanian, «el uso del tiempo libre, los deportes, los feriados por ejemplo, tener más espacios para compartir con otros, con la familia o amigos, puede facilitar que las personas se sientan más contentas», señala. Y agrega al referirse a nuestra posición dentro de los 25 países más felices del mundo que «el tema de la felicidad tiene que ver con un nivel de aceptación, y los chilenos ya estamos más abiertos a opinar, participar, lo que también facilita que la gente esté más relajada y pueda percibir mayores niveles de felicidad».
Evidentemente ha habido un cambio en los más jóvenes, y eso se debe a que su postura es diferente. «Los jóvenes están más concientes que las generaciones anteriores sólo estaban preocupadas en ganar dinero y ahora las preocupaciones son distintas y hay otras cosas te pueden hacer feliz. Están enfocados en sentirse mejor y realizar prácticas como yoga, distintos deportes y tener una alimentación sana, todas estas acciones que pueden ayudar», detalla.
Actualmente hay mayor conciencia de que ser feliz es algo que se construye y no aparece de pronto.
Terapiados
La terapia sicológica ya no es vista como de «locos», sino como una manera de mejorar la calidad de vida; en ese sentido, y contrario a lo que nos podamos imaginar, no se ve más depresión, específicamente en la gente joven. «Es heterogéneo en distintas edades y en diferentes épocas. Eso sí ahora tenemos más conciencia, estamos más preocupados de vivir mejor. Por otra parte, el contexto histórico es clave en la percepción de felicidad que puedan tener las personas ahora o hace unas décadas atrás».
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Otro aspecto que ha crecido en esta nueva generación es el cuestionamiento sobre su identidad sexual, algo que aparentemente antes estaba algo vedado.
«Puede ser un tema porque hay más consciencia y se habla más de diversos temas que antes no se mencionaban, pero no es algo de números, se trata más bien de discutir temas emergentes que en otras décadas estaban más ocultos por otro tipo de preocupaciones».
El ir a terapia ya es algo más común y recomendable en la medida que la persona esté motivada por hacerlo y no por presión de otros. «También es importante cuando hay sufrimiento y necesita aliviar un dolor. No es un paso obligado, es sólo una alternativa para aliviar el dolor que puede sentir una persona en un momento determinado, pero hay otras cosas que también pueden ayudar, como terapias alternativas, meditación o flores de Bach, por ejemplo».
«Se ha idealizado la felicidad»
Podría existir una receta, pero no es así. Hay quienes aseguran que la felicidad es una suma de momentos, pero que no es un estado permanente. En ese sentido Dominique Karahanian habla de algunos aspectos. «Se puede hablar de ciertos elementos que pueden ayudar a sentirse más feliz, y tienen que ver con conocerse, con saber qué cosas me gustan, que me disgusta, cuáles son mis límites. Aunque es muy importante reconocer que la felicidad se construye, no aparece de repente ni tampoco es un estado constante. En general, se ha idealizado la felicidad de una manera absoluta y la publicidad o el modelo económico imponen que la gente tiene que ser feliz, pero lo más importante es el bienestar y bienestar no es lo mismo que felicidad. Es poder sentirse bien en su piel», enfatiza.
Intentando ir más allá en la búsqueda de los por qué somos más felices, la encuesta antes citada se fija en que «los jóvenes de hoy en día…viven en un mundo que eleva el deber de auto exigirse, se desprenden de aquellas obligaciones formales que otros consideran importantes para quedarse con lo que ellos consideran importante: su pareja, sus amigos son su refugio de felicidad, donde viven una forma de integración e igualdad que ninguna otra generación experimenta».
Dinamarca es el país más feliz del mundo, según el ranking publicado por la ONU. ¿Qué se mide? Entre los principales aspectos que llevaron a Chile hasta el lugar 24 fue la percepción que los ciudadanos tienen del apoyo social, la expectativa de vida y salud, así como la economía interna del país.

Las nuevas claves de la felicidad
1. Relaciones personales: Bajo el punto de vista de los niños, las relaciones personales son el punto más importante para su felicidad. Los amigos son lo más importante para sentirse bien. También les resulta muy importante que los adultos y sus padres les traten con respeto y reconozcan sus competencias y logros en el colegio.
2. Salud: Otro factor decisivo, para los niños verse bien físicamente y de salud es muy importante. Los niños se preocupan por como sus cuerpos cambian en la adolescencia. Sobre todo es un aspecto que afecta a las niñas, debido a que sus caderas ensanchan y desarrollan los senos.
3. Lo que hacemos: El tiempo de ocio es bueno para su bienestar, los niños que consideran que emplean muy poco tiempo para su ocio y sus hobbies, tienen un nivel de bienestar con ellos mismos muy bajo.
4. Donde vivimos: Los niños identifican sus sentimientos por el lugar donde viven y van al colegio. Aquellos que plantean que no se sienten seguros en sus casas, experimentan infelicidad y bajos niveles escolares.
5. Situación económica: Como para los adultos, la situación económica afecta en un grado muy importante a los niños. Aquellos niños que tienen un nivel económico como la de sus compañeros son felices, aquellos que se ven por debajo del nivel de algún amigo suyo experimenta un grado de infelicidad.
6. Educación y habilidades: Lo que más preocupa a los adolescentes es su futuro, y están muy preocupados por sus aspiraciones. Aunque se muestran optimistas acerca de su futuro, esas expectativas decrecen cuando tienen edades comprendidas entre los 10 y 15 años porque van siendo conscientes de la situación económica de su casa y familias.
Fuente: Sociedad de la Infancia en el Reino Unido.
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