Por Varinia Signorelli C. Web: www.supermadre.net
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Através del juego los niños muestran cómo van conformando su mundo, cómo van construyendo su forma de ver la realidad, sus relaciones sociales y fantasías. Por tanto es fundamental que rescatemos espacios de juego, la creatividad y espontaneidad con ellos, dándoles esa disponibilidad emocional y física (estar ahí atentos a lo que necesiten).
El apego es un dispositivo infantil que tiene el niño, que va a tender a buscar respuestas (porque aún no entiende el manejo de sus emociones y de cómo funciona el mundo), a buscar consuelo, protección y regulación en momentos de estrés.
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Los adultos deberíamos reaccionar de modo adecuado al estrés cuando éste calma la angustia del niño. Eso hace que el niño se sienta seguro, que pueda confiar en la disponibilidad de nosotros, y esa seguridad se ha demostrado que es el «motor» del desarrollo presente y futuro del niño (en todos los ámbitos del desarrollo), incluso hasta la edad adulta.
Debemos tener en mente la mente del niño. Es decir, que los padres deben tener cuidado con los consejos prácticos de crianza, sin antes empatizar y comprender a su hijo, desde su propia individualidad (poniéndose en el lugar de su hijo) y momento del desarrollo.
¿Cómo podemos lograrlo? Poniendo atención, mentalizando, que no es más que aprender a pensar en lo que el niño siente, piensa, quiere, necesita; ser capaces de distinguir nuestros propios estados emocionales y regulándolos para ayudar a la regulación de los estados emocionales de nuestros niños.
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La importancia del juego es fundamental para el área educativa, física, social y emocional. En estas fechas de acercamiento familiar y de regalar, elijamos regalar objetos e instancias que nos permitan jugar con nuestros niños. Si bien necesitamos 10 minutos diarios para lograr generar un vínculo seguro, podemos tomarnos tardes de relajo y de mutua diversión para jugar con nuestros niños.
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Jugar es jugar, nada de reglas en el juego y nada de dar órdenes mientras interactuamos; al principio cuesta un poco, pero después fluye. En vez de comprar juguetes podemos comprar materiales para crear: témperas, papeles, lápices de colores y plasticina.
En lugar de comprar un juguete, podemos ir a una librería o a un supermercado, y comprar materiales para comenzar a jugar.
Si nos cuesta comenzar a soltarnos en este mundo del juego con nuestros hijos pequeños, podemos empezar de a poco, confeccionando complementos para sus juegos favoritos. Por ejemplo, pistas de aterrizaje para sus aviones. Así vamos potenciando vínculo, imaginación, apego, disponibilidad, etcétera.