Cuando tendemos a poner más atención al conflicto que a la solución, nos podemos considerar como personas negativas. Digo, todos tenemos nuestras rachitas, pero mientras más prolongamos esa forma de pensar, nuestra personalidad adopta la negatividad como algo que forma parte de nuestras vidas.
El sesgo de negatividad es un concepto psicológico que poseemos todos los seres humanos desde el inicio de nuestra especie como respuesta a una amenaza para volvernos más precavidos ante ciertas situaciones. A lo largo de nuestra vida hay factores que incrementan este sesgo de negatividad, son experiencias que no han sido para nada agradables y nos marcan para siempre.
Por ejemplo, nos pesa más perder 10 mil pesos que ganarlos, ¿cierto? Igual pasa con las malas noticias. Este sesgo de negatividad evolucionó en nosotros como algo positivo que nos alejaría del peligro y nos permitiría sobrevivir.
¿Pero qué pasa cuando la negatividad se apodera de la personalidad de nuestra pareja? Esto va más allá de un mal día o un momento de aislamiento, me refiero más bien, a cuando empezamos a detectar que pierde la capacidad de resolver y minimiza los momentos positivos o agradables del día a día.
¿Cómo detectarlo?
- Las conductas de una persona pesimista salen a la luz rápida y constantemente:
- Deja de disfrutar los momentos compartidos como vacaciones o días de descanso.
- Se mete mucho en la vida de las otras personas con advertencias sobre lo malo que puede sucederles con lo que están a punto de hacer.
- Cree que su mala experiencia personal es una ley y que a todos les va a suceder lo mismo.
- No ve su actitud como algo malo, sino como una forma amistosa de ayudar a los demás a evitar el caos en sus vidas.
- Suelen tener un pensamiento catastrófico de las cosas, por ejemplo si está nublado, en lugar de pensar en alternativas, sólo exlclama: “¡¡¡¿Qué vamos a hacer?!!! ¡Va a llover horrible y se arruinará nuestro fin de semana!”
Peor que una pareja negativa, es que la otra persona no haga algo al respecto si continúa en la relación. Cada vez que enfrentan una situación complicada o estresante, el negativo siempre se bloquea y no funciona, esto causa un desgaste y una dinámica crítica que deteriora hasta la propia autoestima.
¿Qué hacer al respecto?
- Valida sus temores, analízalos y evita darle el avión por eso.
- Nada solucionas con un “no pasa nada” o un “no te preocupes”, cuando quieras aliviarlo(a), ofrécele un plan.
- Si notas que está muy empeñado(a) en decirte que no debes hacer algo, agradece su preocupación, pero aclárale que no te hace bien su actitud.
- Si de plano no le baja dos rayitas a su pesimismo, trabaja más con tu propia autoestima y decide el rumbo de tu relación.
En algunos casos la moneda cae del otro lado y somos nosotros quienes caemos en el pesimismo. Si esto te sucede, entonces trabaja en darte alternativas de pensamiento razonable que no tengan que ver con la catástrofe.
Estar en una relación done alguna parte se ahoga en la negatividad resulta desgastante y frustrante. Trata de no convertirte en quien siempre ve el lado malo de todo y transmite a tu pareja lo que sientes cuando no te ayuda a resolver algún asunto.