Wellness

Slow parenting, la crianza consciente paso a paso

Se trata de dejar y permitir que los niños se tomen su propio tiempo para relacionarse con el mundo, y de padres que dejan el estrés de lado para vivir tiempo de calidad con sus hijos.

Lo slow se ha convertido en una especie de filosofía de vida para algunas personas. Así como lo plantea el principio de mindfulness, debemos y merecemos parar un segundo y replantearnos la forma en que vivimos y nos desarrollamos en este mundo.

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Muchas veces y por culpa del temido estrés, creamos un sistema funcional para sobrevivir a las tensiones y exigencias. Este sistema funcional nos ayuda a llevar a cabo las cosas que “debemos hacer”, pero nos aleja de la conexión real con nosotros mismos y con los demás.

Criar y ser padre en estos días es un desafío. Decimos desafío porque ante el deseo real de vivir la maternidad o paternidad, ese deseo natural y primitivo que tenemos los seres humanos, está la necesidad de hacerlo todo perfecto y en el tiempo justo, sin atrasarse, porque podría traducirse en irresponsabilidad o mediocridad según los preceptos de la vida moderna.

El slow parenting o “crianza lenta” es una corriente que busca luchar contra el estrés asociado a la necesidad de cumplir con todo, incluida la idea de ser “los padres perfectos” y, por ende, tener “hijos perfectos”.

Esta dinámica es como un respiro profundo; los padres permiten que los niños se tomen su tiempo para descubrir su entorno, para aprender lo que necesitan aprender, sin apurarlos.

Se trata de privilegiar calidad y no cantidad, de sentir y estar consciente de los momentos que se pasan con los hijos, de ser y estar plenamente con ellos cuando están ahí y de olvidarse del estrés y de las presiones, aunque sea por 10 minutos.

Tal como se describe en un artículo publicado este mes en The Boston Globe, los niños crecen rápidamente, y al fin y al cabo, lo que recordaremos más adelante serán los momentos de calidad con ellos y no los cinco correos electrónicos del trabajo que contestamos exitosamente un día.

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De eso se trata el slow parenting, de evitar que los hijos absorban todo nuestro estrés y de protegerlos de esa carga emocional que no les corresponde llevar ni hacerse cargo.

Momentos puros, presentes, del aquí y del ahora. Al igual que la alimentación conscienteslow food, la crianza lenta tiene que ver con saborear y sentir el gusto de la paternidad, de prestar atención a los olores y expresiones de los hijos, y de dejar a un lado todo lo que nos aleje de ese objetivo.

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