Las personas somos seres sociales, necesitamos estar en contacto con otros para vivir de forma plena. El ejemplo muy claro de esto, son los bebés. Si no pudieran acudir a su madre, simplemente no sobrevivirían.
Cuando nos convertimos en adultos, somos más independientes y nos tenemos que hacer cargo de nosotros mismos. Sin embargo, esto no quiere decir que ya no necesitemos a los otros.
La necesidad de estar con demás personas depende mucho también de la personalidad; hay gente que necesita estar siempre rodeado de personas, que no soporta estar sola y que no se imagina una vida sin poder sociabilizar constantemente.
Otras personas disfrutan de la soledad y la independencia. Las personalidades más soñadoras prefieren pasar tiempo a solas, ocuparlo para imaginar cosas o proyectos, pero de todas formas tienen un círculo de amigos cercanos.
Estar solo puede ser muy bueno. El equilibrio entre la relación con los demás y la relación consigo mismo es clave; si pasamos demasiado tiempo con mucha gente, no tenemos oportunidades para escucharnos a nosotros mismos.
Por otro lado, si estamos mucho tiempo solos y nos alejamos del resto, conversamos demasiado con nosotros mismos y esto, a veces, puede ser un poco contraproducente.
La mejor parte de pasar tiempo solo, es que nos sentimos libres y cómodos. No importa si estamos caminando por la ciudad y rodeados de gente que no conocemos. Podemos escuchar música y pensar en cosas positivas y graciosas.
Cuando estamos solos, podemos echar a volar la imaginación y de ahí, pueden salir increíbles ideas. Una vez escuché que los genios y creadores de las cosas más impresionantes pensaron en esas ideas mientras se daban un baño, o sea, solos.
Si necesitas concentrarte en un proyecto importante para ti, la soledad puede ser muy efectiva. Dedicar ese tiempo a ti misma, a terminar algo que estabas posponiendo y que sabes que es más importante que hablar por teléfono 10 minutos con una amiga que acabas de ver hace media hora.
Hay que aceptar que existen personas más introvertidas que otras, y ser introvertido no es sinónimo de poco sociable. Hay quienes aman su tiempo a solas, y esa, es la forma que tienen para relacionarse con el mundo que los rodea.
Muchas veces los profesores le dicen a sus alumnos que deben hablar, que deben opinar. A veces, decir mucho es lo mismo que decir nada. Cuando estás solo te das cuenta de lo que eres realmente, y de lo que quieres decir y de cuándo vas a hacerlo.