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El cigarrillo y su influencia negativa en los trastornos de ansiedad

El hábito de fumar y la ansiedad están directamente relacionados; el cigarrillo puede provocar ansiedad o empeorar los síntomas nerviosos.

“Estoy tan nerviosa, necesito un cigarillo ahora”. Todas las personas que fuman dicen esto cuando están en situaciones que generen algún tipo de presión o nerviosismo.

Lo que los fumadores hacen, es condicionar su cerebro a pensar que la solución a los problemas es el cigarro, y con lo adictivos que son el tabaco y la nicotina, lo más probable es que el cuerpo desarrolle una dependencia rápidamente.

Muchas personas que tienen el mal hábito de fumar, temen dejar de hacerlo porque piensan que eso les hará sentirse ansiosos. Sin embargo, lo que no saben, es que con cada cigarro que ponen en su boca, mayores son las posibilidades de que desarollen un trastorno de ansiedad.

Existe esa mala creencia de que el cigarro es una cura para la ansiedad, y hay personas que al someterse a dietas de adelgazamiento, tienen al tabaco como su producto estrella para mantener el apetito y la ansiedad a raya.

La verdad es que el cigarrillo puede inhibir en cierto sentido el apetito a corto plazo, pero a la larga, lo único que hará es empeorar la circulación, debilitar las células y destruir el sistema de desintoxicación del cuerpo, lo que da como resultado más grasa y más celulitis.

Existe una conexión lamentable entre el consumo de tabaco y los trastornos de ansiedad. Según un estudio publicado en el sitio de Swiss Medical , el 50% de las personas que sufren de un trastorno de ansiedad generalizada son fumadores.

Se describe esta dinámica como “ansiedad-tabaco-ansiedad“, es decir, que las personas con ansiedad fuman mucho y los fumadores sufren de ansiedad o pueden desarrollar un trastorno por este hábito.

Es por esto que el cigarro jamás va a servir para calmar la ansiedad de manera permanente, ya que una vez que se termina de aspirar el humo, la ansiedad vuelve y se intensifica por esa necesidad de fumar otro cigarrillo nuevamente.

Una conclusión interesante a la que llegó este estudio hecho por el doctor Fernando Müller es que al contrario de lo que se cree, dejar de fumar ayuda a bajar los niveles de estrés y ansiedad.

El único tipo de ansiedad que mejora al fumar, es la que se siente por calmar la adicción a la nicotina y para bajar los niveles de abstinencia, pero eso recalca una vez más que si fumamos, sentiremos ansiedad constante por saciar esa adicción.

Luego de observar a un grupo de fumadores que dejarían de hacerlo en un período de 6 meses, los investigadores concluyeron que:

Quienes no lograron pasar 24 hs. sin fumar, mantuvieron niveles de estrés y ansiedad altos y constantes durante los 6 meses del estudio.

Por otro lado, las personas que se mantuvieron sin fumar ininterrumpidamente fueron reduciendo sus niveles de estrés y ansiedad a medida que iba pasando el tiempo.

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