Uno de los mejores regalos que alguien nos puede hacer es una sesión de masajes en un Spa. Después de un día tenso y cansador, no hay nada más agradable que alguien te consienta y te ayude a relajarte.
Los masajes son muy buenos para el cuerpo. Con el estrés del día a día, acumulamos mucha tensión y nuestros músculos se contraen. Uno de los lugares que más sufre en este sentido es el cuello, que junto con los hombros, absorben todas las preocupaciones.
Hay muchos tipos de masajes; relajantes, descontracturantes, reductores, kinesiológicos y muchos más. La clave de los masajes es que relajan los músculos y los nervios, y además, desbloquean los puntos energéticos bloqueados.
Al contraernos, no permitimos que nuestra energía vital fluya y le cerramos el paso. Como consecuencia, podemos comenzar a manifestar distintos problemas físicos y emocionales. Los masajes ayudan a que la energía vital siga su curso normal.
Con los masajes, no sólo podemos tratar músculos adoloridos, lesiones o tensiones, sino que también muchos otros dolores y problemas del organismo. Son una excelente cura para el insomnio, para los dolores menstruales y el bruxismo.
Además, pueden mejorar nuestro sistema inmunológico, regular la presión sanguínea y las jaquecas y migrañas intensas. Un masaje hecho por un profesional, puede traer infinitos beneficios, pero es importante saber qué tipo de masaje necesitamos.