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La magia de la sincronía

Encontrar a esa persona con la que puedas hacer un clic especial cuesta mucho. Pero no es algo que tengas que salir a buscar corriendo desesperadamente.

Hoy se me ocurrió el tema de la sincronía para escribir. Ese estado fugaz tan difícil de encontrar con una persona, nos puede meter en una búsqueda implacable de expectativas inalcanzables porque, créanme, el deseo que aturde nuestra esperanza de que las cosas cambien o sean diferentes en algún momento (si seguimos intentando, claro) hace que caigamos en una ironía, a mi parecer, de las más absurdas de nuestras vidas.

Sincronía = armonía

Sí, definitivamente estar en el mismo canal que todas las cosas (nada más ambicioso que eso) nos regala una sensación de paz y estabilidad increíbles. Pero, ¿cómo?

Y es aquí en donde entran todos esos dichos de mis papás y amigos y abuelos y toda la experimentada sociedad: “el que persevera alcanza” “el amor todo lo puede” “la renuncia es para los débiles” “no te rindas, puedes lograrlo”. Gracias, gracias de verdad por todas esas porras que, honestamente, son la fotografía perfecta de lo que culturalmente sería lo correcto, lo perfecto y lo admirable. No renunciar, luchar fervientemente hasta encontrar esa armonía. Aquí el error está en que no hemos aprendido a marcar nuestros límites y a comprender que a veces hay batallas a las que vale la pena renunciar. Muestras de excesivo amor no te convierten en un alquimista.

La sincronía de la que hablo, esa que surge cuando embonas con una persona, cuando hacen un ‘clic’ tan fuerte que puede escucharse hasta China, se percibe desde el primer momento. Las personas vibran altísimo cuando hay sincronía.

No es algo que se tenga que buscar en alguna parte del ser de la otra persona. Porque tendemos a encariñarnos con –exactamente—lo que no hace ese clic ni vibra con nosotros por infinitas razones que no puedo citar porque necesitaría que un psicólogo me orientara. Entonces empezamos a rascar y escarbar como desesperados tratando de encontrar ‘eso’ que haga un match con nuestro ‘amor’ (porque a esas alturas ya es nuestro ‘amor’, doloso, pero ‘amor’), y lo hacemos con tal fuerza que empezamos a lastimar a la persona ‘escarbada’ y no lo notamos en un principio pero también llega un punto en que nos lastimamos nosotros.

Qué triste hacer que otra persona te quiera como tú quieres de manera forzada. ¿En dónde quedó tu capacidad de merecer? ¿Hasta dónde tienes que llegar para darte cuenta de que MERECES esa sincronía? Dejemos de tocar la puerta que ya no tiene manija.

Encontrar a esa persona con la que puedas hacer un clic especial cuesta, y mucho. Pero no es algo que tengas que salir a buscar corriendo desesperadamente. Es algo que llega y se queda, además, porque el único esfuerzo que vas a tener que hacer para mantenerlo a tu lado es de lo más natural y fluirá de la misma manera.

¿Cuándo sé que ya encontré esa sincronía? Simple… ¿qué tan feliz y tranquilo estás con quien estás?

Gracias por ser, estar y compartir.

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