Correr y caminar parecen ser dos de las maneras menos costosas y más convenientes para que logres ponerte en forma, reducir el estrés, perder peso y mejorar en un 100% tu calidad de vida.
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Si eres de las que tiene una vida sedentaria, y está retomando el ejercicio porque se acercan los días de verano, debes saber que no puedes comenzar a correr como loca, sino que tienes que comenzar caminando. Solo así no te provocarás una lesión el primer día.
Camina, luego corre
Ya te comentamos hace un tiempo los beneficios que traía la caminata a nuestro cuerpo. Es la forma más eficaz de desarrollar las aptitudes necesarias para comenzar a correr cómodamente y sin hacernos daños.
Este ejercicio pone a tus piernas y brazos en la misma gama de movimientos que tiene el running, pero sin un fuerte impacto en huesos ni articulaciones. La caminata debe ser a paso ligero, aunque con un ritmo constante.
Comienza con algo pequeño
La idea de “comenzar una rutina de ejercicio” puede parecer desalentadora. No tiene que ser así. Puedes comenzar con un paseo de 15 minutos. Si te sentiste bien, al día siguiente añade otros 5 o 10 minutos más y trata de llegar a los 35 minutos al final de la semana. Si vas con calma los resultados serán un éxito.
Realiza un seguimiento de tu progreso
Escribe en un cuaderno los detalles de tu práctica: qué tan lejos llegaste, cómo te sentiste cuando estabas en camino. De esta forma lograrás no olvidar detalles que se te pueden pasar por alto, y te darás cuenta que todos los entrenamientos suman.
Obtén un buen equipo
Resiste la tentación de usar cualquier tipo de zapatillas viejas de tenis para tu entrenamiento. Running es running, y necesita de un equipo especial. Con las caminatas pasa lo mismo. En las tiendas especializadas te ayudarán a escoger el calzado que más se ajuste a tus necesidades.
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Mientras estés en la tienda procura conseguir ropa fabricada con materiales ligeros e inteligentes, que absorban el sudor de la piel para mantenerte seca y fresca.
Hazte el tiempo
Establece una rutina de ejercicios que combine bien con el ritmo de tu vida diaria. Averigua cuales son las rutas más seguras, libres de tráfico o que puedes utilizar de forma regular.
También debes decidir si querrás hacer ejercicio por la mañana o por la tarde, y asegurarte que esta rutina no interfiera con tu trabajo.
Construye un sistema de apoyo
Contar con un compañero para tu primera salida al gimnasio, a correr, o a probar una sesión de ejercicios en una clase, siempre será una buena idea. La conexión con otros aumenta las posibilidades de mantenerse ejercitando y te ayuda a dejar de estar cohibido. Según Christy Greenleaf, profesor de kinesiología de la Universidad de Wisconsin …
…Estamos tan atrapados entre la ansiedad y el miedo a ser evaluados negativamente por los demás, que nos olvidamos que, en realidad, la mayor parte del tiempo, las otras personas están mucho más preocupadas por sí mismas.
Realiza pequeñas actividades
Toma unos minutos de tu hora de almuerzo para caminar por los pasillos de la oficina. Prefiere las escaleras antes del ascensor o las escaleras mecánicas. Establece un temporizador que suene cada ciertas horas para que te recuerde que debes levantarte y caminar. Incluso, el simple hecho de estar de pie sin movimiento, y no sentada, será mucho más beneficioso.
De hecho, en Men’s Health, mencionan que de pie, uno quema un 40% más de calorías que sentado, y alrededor de 2,5 horas diarias sobre nuestros pies eliminan 350 calorías. ¿Cómo lo ves?