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El síndrome de “ready teddy”: sexo para ganar popularidad

Algunas adolescentes buscan sexo para ser reconocidas socialmente. Te explicamos de qué va esta tendencia.

La expresión “síndrome de ready teddy” tiene que ver con adolescentes que establecen relaciones sexuales (por lo general con personas mayores que ellas) con el fin de posicionarse en determinado entorno social. Acostarse no por una conexión emocional, ni siquiera por deseo auténtico, sino por una especie de contrato implícito de conveniencia. ¿Te suena?

El término ready teddy ha estado circulando últimamente por la red, y seguramente lo seguiremos leyendo y escuchando. No describe nada nuevo, sino que le pone nombre a un comportamiento más o menos común.

La doctora española Susana Cañellas, especialista en psicología clínica y salud sexual, explica que entre las adolescentes se registra una tendencia a tener sexo para obtener popularidad en la escuela o en su grupo de amigos. Ella lo enuncia como ready teaddy, con e en la segunda palabra. Pero Cañellas no es la primera en hablar de este síndrome.

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Hay una nota en el Michigan Daily (26 de septiembre de 1981) en que la terapeuta Lonnie Barba habla del “ready-teddy syndrome” (sin la e, tal vez en referencia a la canción de Little Richard), para comentar la presión social con respecto al sexo, notoria entre las adolescentes de entonces: chicas que se iban a la cama por sugerencia de sus amigas, la mayor parte del tiempo sin sentirse preparadas.

De acuerdo con Cañellas, las chicas tienen su primera experiencia sexual al rededor de los 15 años. A los 18, aproximadamente la mitad de ellas ya ha practicado el coito. Es en esa etapa en que surge el ready teddy: las adolescentes identifican a un líder, quieren estar cerca de él y comienzan a tener relaciones sexuales, como una forma de competir con sus amigas.

La tendencia tiene que ver con acostarse para ganarse el reconocimiento de las demás, obtener prestigio o estatus, sentirse mayor, más experimentada. El principal problema es que la motivación no es emocional, sino que se basa en la consecución de una meta.

Cuando fui adolescente, sucedía. Nadie le decía ready teddy, pero algunas chicas tenían la incómoda costumbre de preguntar a las demás si ya habían tenido sexo, de presionar, de insinuar (o decir abiertamente) que era momento de probar por primera vez, como si tener sexo fuera manda y no decisión propia. Bueno, pues el fenómeno ya tiene nombre.

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