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Por Karen Uribarri G.
Vamos al supermercado y compramos productos en oferta, promociones o incluso el que esté más a mano, pero olvidamos mirar la etiqueta para saber qué, efectivamente, vamos a comer.
Un estudio científico, realizado por la Universidad de Santiago de Compostela –con la ayuda de la Universidad de Tennesse, Arkansas– corrobora lo anterior, aseverando que elegir bien engorda menos. Y el National Health Interview Survay (NHIS) también lo reafirmó, publicando una encuesta en la que se demostró que las mujeres que leen las etiquetas de los productos y compran en base a ello, pesan hasta 4 kilos menos. ¡Increíble!
La nutricionista de nutriamiga.cl, Claudia Serrano, también lo cree así. «Por supuesto que es útil, ya que la información que nos entrega el etiquetado es fundamental para saber qué es y en qué cantidad está presente en el alimento. Por lo tanto, deberíamos saber discriminar si es apropiado en cantidad y calidad». Pero, ¿qué debemos discriminar?
HAY ETIQUETAS Y ETIQUETAS
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Las etiquetas simples sólo indican el valor energético, la cantidad de proteínas, los hidratos de carbono y las grasas.
La etiqueta más amplia informa sobre los ácidos grasos saturados, azúcares, fibra y sodio. Algunas, además, incluyen otros componentes, como vitaminas, almidón, colesterol, etcétera. Entonces, «si estamos en plan de cuidar la línea, hay que fijarse en la cantidad de carbohidratos o energía, azúcar, presencia de grasas saturadas, y también es muy importante saber cuántas porciones contiene el envase, ya que algunos etiquetados se desglosan en porciones, pero un envase puede contener más de una», dice Serrano.
Si a lo anterior le agregamos el bombardeo publicitario, la elección de los productos sanos se vuelve aún más complicada. Por ejemplo, cuando anuncian los productos llamados «light». Es decir, un queso light sigue teniendo mucha grasa. O el chocolate sin azúcar, que para compensar esa ausencia puede contener más lípidos. Entonces, lo mejor es no confiarse del marketing y leer tranquilamente las etiquetas.
EQUILIBRA TU DIETA
Quien no ha leído alguna vez las etiquetas, no sabe cuánta sal ingiere o cuánta azúcar entra en su cuerpo. Leer las etiquetas te hace más juiciosa de lo que comes, lo que inevitablemente mejora tu salud. Para ello debes saber qué valores nutricionales son beneficiosos para tu salud y cuáles no. Entonces, mira antes las calorías totales y cada uno de los ingredientes. ¿Qué cosas ayudan a tu organismo? Las proteínas, la fibra, las vitaminas y los minerales. Y las grasas e hidratos de carbono, sólo en proporciones adecuadas.
Cuidado con productos como paté, conservas, pan, cereales que traen grasas añadidas –trans y de origen animal– así como azúcares, sodio y glucosa, ya que contienen muchas calorías. Lo mismo si en la etiqueta salen muchos productos que no conoces o que reúna muchos conservantes, saborizantes y colorantes. Esos mejor no comprarlos. Recuerda que mucha azúcar, gluten o conservantes enlentece tu metabolismo y lo afecta negativamente.
La información nutricional se da por cada 100 g de ración, así que considera los gramos totales del producto antes.
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