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Julio Jung Duvauchelle: cómo este actor vive hoy su “destino inevitable”

En realidad, él es cineasta de formación y trató de no ser actor. Pero nada que hacer: ser hijo de dos grandes de la actuación como Julio Jung y María Elena Duvauchelle debe ser una marca a fuego. Nacido en Venezuela hace 34 años, vivió sus primeros 6 acompañando a sus padres en el exilio, pues habían sido declarados en Chile “peligro para la seguridad del Estado”. De esa época recuerda muy poco, sólo el talento para cocinar arepas, el gusto por el ron y el placer de bailar salsa. Todo lo demás lo lleva en la sangre.

 

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Por Angélica Salas.

Este enero de 2013 Julio se graduó con éxito de su primera incursión como director de teatro con «El rapto del galán de teleseries», en el que dos mujeres, ya mayorcitas y solteronas que se han pasado la vida viendo televisión, enloquecen de amor por el protagonista de su teleserie favorita y deciden raptarlo para que en casa represente con ellas diversas escenas.

Ha participado en varias obras y también en algunos comerciales de televisión, como el de una reconocida cerveza, en el que interpreta a un joven que sale a un pub con sus amigos y usando el lenguaje de director técnico de fútbol los anima a que conozcan mujeres.

Y si por estos días fuiste a un Festival de Cine que se realizó en Vitacura, y te asombraste al ver a un joven que se levantaba en medio del público para hablarle y consolar a una chiquilla que estaba triste en la gran pantalla, ese también era Julio Jung Duvauchelle.

Es que es multifacético, con gusto por todo lo que sea el arte escénico.
Siente que tiene una deuda de volver a su Venezuela natal y recorrer el barrio donde vivía, los lugares que visitaba, y así tal vez conseguir recuperar esos recuerdos que hoy le resultan esquivos.
Quizás la pena de perder a un querido tío, hermano de su madre –que fue asesinado en Caracas por motivos que él prefiere no asignar a temas políticos de la época– le borró parte de su niñez de la cabeza. Ya de regreso en Chile comenzó el proceso de conocer su real patria y la búsqueda de su destino.

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«Soy más papón que mamón»
¿Te marcó mucho ser hijo único, y más aún de dos grandes del teatro?
Me marcó harto porque siempre fui muy sobreprotegido. Nunca me dejaron ni en un jardín infantil ni con una nana. Andaba en todos los teatros, en los canales, andaba para arriba y para abajo con mis papás. Actores como Delfina Guzmán, Nissim Sharim o el Tito Noguera, cuando me ven me dicen «yo te conocí de chico, gordito, y ahora estás flaco». Recién me dejaron ir a quedarme a la casa de un amigo a los 15 años, antes, nica’. Y a los paseos de curso, o ir a campamento, «¡no por favor!». Con suerte habré ido una vez.
«Mi colegió, donde mi crié, el de toda la vida (hasta Octavo Básico) fue el Latinoamericano, todos éramos hijos de exiliados, de retornados, y en la época de la Dictadura iba la policía a investigar si la imprenta que teníamos era para labores educacionales o para hacer panfletos del Movimiento Revolucionario Manuel Rodríguez. Allí no aprendí mucho de gramática ni de geometría, pero sí de valores… Y de ahí me echaron. Es que repetí, quedé condicional y cometí la maldad de cortarle las patas a mi banco. Y ahí hice corto circuito. Después mi papá me metió al Colegio San Agustín, donde él y sus hermanos habían estudiado, y fue un cambio muy drástico para mí, porque pasé de usar ropa de calle y pelo largo al uniforme y pelo corto, a rezar el Ave María y el Padrenuestro en el inicio de todas las clases. Entré en conflicto. No es que no crea en algo superior, lo que me pasa es que no creo en la institución de la Iglesia».

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