Cuando una persona se enferma, lo primero que se resiente -además de su cuerpo- es el ámbito laboral y que los trabajadores en muchos casos se encuentras desprotegidos en estos casos.
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Solo en España, una de cada tres mujeres con cáncer de mama ha tenido problemas para seguir trabajando y es que sabemos lo complejo del tratamiento y la cantidad de horas que se deben invertir en ello.
Según informó hoy la presidenta de la Federación Española de Cáncer de Mama (FECMA), María Antonia Gimón, la idea es impulsar “estrategias que promuevan cambios culturales en el entorno laboral y en las entidades encargadas de definir las políticas sociales, salariales y de empleo para modificar actitudes culturales que se encuentran en la base de la discriminación y que representan el obstáculo más real y evidente para avanzar en la igualdad”.
Un punto importante en lo que comunicó Gimón es el de la voluntad que las empresas podrían tener con estas personas, que se puede traducir “favoreciendo un clima sensible a la situación de las afectadas que, a veces, se pueden solucionar asignándoles nuevas responsabilidades que no requieren esfuerzos físicos”, al igual que lo que ocurre con las mujeres embarazadas que realizan trabajos forzados.
Pero la presidenta de FECMA fue más allá y aclaró que rechazan “la compasión y no reclamamos privilegios o alteraciones en el normal funcionamiento de la organización de los centros de trabajo, sino que planteamos la aplicación de la lógica y la necesaria adaptabilidad en estos casos”.
Fuente: Lainformacion.com