Wellness

De shopping… pero en la farmacia

La importancia de cotizar lo que compramos.

Tengo gripe y necesito vitamina C, antigripal, paracetamol y naproxeno sódico para la garganta. El viernes me opero las muelas del juicio. Necesito antibióticos, corticoides, y clonixinato de Lisina. Tengo útero, por lo que necesito ácido mefenámico, y anticonceptivos. Tengo alergia, por lo que necesito antialérgico todos los días. Tengo problemas de colon, por lo que necesito lansoprazol.

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Tengo una parestesia en la cara de mi anterior operación de muelas (O sea, hay una parte de mi labio en donde no siento nada, no es grave pero sí incómodo) Necesito tomar vitamina B para reactivar las paredes de los nervios –o algo así- para recuperar la sensibilidad. Tengo celulitis, por lo que necesito tomar centella asiática y tengo las uñas débiles, por lo que tengo que tomar colágeno.

Además, sufro de jaquecas, por lo que siempre tengo que tener a mano, además del paracetamol, ketoprofeno.

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También tengo el pelo seco, el cutis delicado y los labios partidos. Por lo tanto, también necesito aceite de coco, leche virginal y manteca de cacao.

Soy espantosamente enfermiza. Sí, es posible que muchos piensen que soy hipocondríaca: me lo han dicho varias veces y yo me cansé de decir que no. De hecho, a todos los médicos les pregunto si ellos creen que soy hipocondríaca; y ninguno me ha dicho que sí, ni siquiera de los médicos amigos. La sicóloga tampoco dijo que lo fuera. Es como dice Sheldon “No estoy loco, mi mamá me hizo que me hicieran exámenes”.

Lo que sí soy – ustedes ya lo saben- es extremadamente ordenada con mis platas y muy ahorrativa. Pero en cuanto a medicamentos, me faltaba hacer la cotización que tanto recomiendan en la tele los señores del Sernac. Y como es fin de mes, lo ideal es adquirir lo necesario; como hacer la compra del mes del supermercado.

Es que típico que uno – por no parecer hipocondríaca- termina comprando cualquier cosa cuando está con todo el dolor. Y al final, por no parecer hipocondríaca, gasto más plata.

Por lo que me di cuenta que era preciso. –Muy preciso- preguntar antes de comprar. Y así lo hice.

El viernes salí un poco más temprano del trabajo y aproveché que tenía que hacer un trámite un par de estaciones de metro más allacito y me fui a pie. Pasé por todas las farmacias que encontré en el camino: las de cadena, las del Dr. Simi, Tajamar, Galénica, Lara, y una de un nombre que no recuerdo pero que está en Pedro de Valdivia esquina Europa. O por ahí.

Puedo decir con certeza que ninguna es “La” más barata. Había algunas que en general eran más baratas que las otras; pero se caían cobrando el doble por un medicamento que en la otra costaba la mitad; o simplemente no estaban lo suficientemente bien aperadas y tenían sólo algunos de mi lista.

Tampoco en las “alternativas” me atendieron mucho mejor que en las de “cadena”. De hecho, en una cadena me atendieron excepcionalmente bien, no me pusieron caras por preguntar los precios, y en una “alternativa” se molestaron mucho por hacer la cotización ¿Es para usted esto?

La señora intuía que era periodista; tenía razón. La señora intuía que estaba haciendo un artículo. No tenía razón. Aunque debo decir que saliendo de su farmacia, decidí que sería una buena idea. No porque quiera hacer un asunto tipo Sernac, para nada; sino para recalcar la importancia de una buena cotización, antes de necesitar con urgencia algún remedio.

Después de una hora y media de diligencias, un hoyito en la bota que tendré que mandar a reparar, pero me saldrá menos de toda la plata que ahorraré en los medicamentos, tenía mi lista.(obvio que se me habían olvidado varios). El sábado llegué a la casa e hice un Excel donde anoté todo y destaqué el más barato. Luego hice una lista para lo que debía comprar en cada farmacia y lo que había que consultar en cada una.

Ojo que esto no es ningún intento, ni orientación, ni recomendación a automedicarse. Todos esos medicamentos me los recetó un médico en su momento, y cada vez que voy por cualquier motivo, pregunto si están bien. La recomendación de todos –sobre todo del neurólogo que ve mis jaquecas- es que los vaya alternando, y que a mi organismo le hace peor esperar que el dolor de cabeza esté incontrolable que tomarme un remedio cuando este comienza (El dolor de cabeza me pone poco productiva e irritable, me siento mal por estar poco productiva e irritable, me estreso y a la larga es peor).

Quizá si hiciera yoga, o me tomara la vida con más calma, o me gastara miles de lucas en terapias alternativas, gastaría menos plata en remedios. Les cuento que no, que nada funciona. Pero les prometo que lo intentaré. Algún día

Pero si ya uno lo pasa pésimo cuando tiene problemas de salud, peor es pasarlo pésimo a la hora de pagar. Por eso, yo cotizo, y así venzo al sistema.

¿Ustedes qué hacen para  vencer  al sistema?

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