Wellness

Un libro: “Acondicionamiento físico para todos” de la Clínica Mayo

Para que tengamos una mejor vejez.

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Esta prestigiosa clínica estadounidense publicó un libro con recomendaciones destinadas a todo tipo de personas a la hora de hacer ejercicios. La noticia la leí en la sección Tendencias y mujer de Emol.com y la quiero compartir con ustedes porque está muy buena. Lo que más me gustó es que el texto no habla del acondicionamiento físico como la opción para bajar de peso, cosa que también hace, sino como lo que hay que hacer para tener una mejor vejez.

Está recomendado especialmente para aquellos a los que no les gusta ejercitarse, el libro les dice que tienen que cambiar de actitud si es que quieren vivir en forma saludable lo que les queda de vida. A continuación les dejo las principales recomendaciones del texto:

Comenzar lento: cuando el cuerpo no está acostumbrado al ejercicio, está mucho más propenso a lesiones. Lo mejor es progresar lentamente en el entrenamiento.

Hacer un compromiso: el cuerpo se tarda tres meses en acostumbrarse a la rutina física, si logramos mantenernos constantes durante ese período, entonces podremos seguir por mucho tiempo más.

Aceptar al ambivalencia: todos, incluso los más deportistas, pasan por días en que prefieren no salir a entrenar. Tenemos que aceptar esos momentos de “baja” y continuar al otro día, pero no parar.

La actividad física se sale del gimnasio: hay otro tipo de actividades, como bailar, pasear al perro o caminar que también lo son.

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Eelgir actividades que nos gusten: el aburrimiento el la principal falta de baja en el ejercicio, por eso tenemos que elegir actividades que nos gusten y así disfrutamos entrenando, no lo podemos convertir en el martirio del día.

Hacer actividades que se adecuén a nuestro estilo: si nos gusta trabajr en grupo buscar deportes que se hagan en equipo, si preferimos entrenar en solitario podemos salir a correr, por ejemplo.

Aprender disciplina: para lograr el cambio debemos entrenar disciplinadamente a nuestros músculos y no perder la constancia.

Planear el ejercicio: hacernos una rutina diaria y dejar un espacio del día exclusivamente para entrenar.

Sacarnos la idea del “todo o nada”: no tenemos por qué ser tan radicales. Si no tenemos tiempo para salir a correr, entonces buscar otra instancia más corta y salir a caminar.

Recordar lo placentero del ejercicio: cuando estamos agotados, recordar lo bien que nos sentimos después de entrenar.

Disfrutar la transformación: lo mejor es disfrutar de los cambios que estamos experimentando.

Tener un libro de ejercicios: una especie de diario de vida donde anotemos los cambios que sufrimos.

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