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Marcial Tagle: “Uno de los sentidos de mi vida es hacer feliz a mi mujer”

Se ríe cuando la gente cree que, por su apellido, proviene de una familia de alcurnia. Nada más lejos: viene de una en que el trabajo y el esfuerzo son parte de su ADN. Positivo a todo evento, este año cambia de folio y de canal. Lo único que no varía es el inmenso amor que siente por su mujer, la también actriz, Luz Valdivieso.

 

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Por Angélica Salas. Fotografías: Gonzalo Muñoz.

Tuve que esperar casi dos horas para poder entrevistarlo en medio de las grabaciones de la nueva teleserie de Chilevisión, «Graduados», en la que tiene el protagónico. Y en ese tiempo, aproveché de observar que no parece un recién llegado, puesto que bromea con todos los miembros del equipo en los intermedios, y cuando se anuncia «¡estamos grabando!», se sumerge en su rol rápidamente y con un profesionalismos a toda prueba.

Formado en la rigurosidad y el progresismo del teatro experimental, pasaron 12 años de oficio antes de llegar a la televisión, y se notan.

El 4 de octubre, cumples 40 años, ¿se sienten?

Yo creo que sí, que me ha pasado un remezón. Miro a este elenco que tiene harta gente más joven que yo, y me veo más arrugado, más viejo. Me han pasado cosas, pero me pilla en un gran momento. Me acuerdo cuando cumplí 25 años y mi única comida era hot dog, en Barcelona. Hoy, estoy yéndome a la casa de la playa con mis dos hijos, entonces, prefiero este presente.

A los 18 años entendí que le pegaba a esto del teatro, que era súper cómodo hacerlo, que era entretenido, que se jugaba mucho, que tenía horarios más libres. Lo que pasa es que a mí no me gusta lo convencional, lo formal, la rutina. Si bien puedo ser conservador para algunas cosas, para esto no. Es que necesito variabilidad.

Estuve dos años en Barcelona, porque tengo la suerte de tener a un padre generoso que me regaló un pasaje. Él me preguntó: ‘¿Te quieres ir?’. Le dije que sí. Me fui a estudiar. Yo allá me las batí solo porque en mi familia tenemos el trabajo metido como modo de vida. Es el ADN de mi familia.

Mi papá, hijo único, a sus 18 años se peleó con su papá y se fue de la casa. Mi abuelo era un latifundista de mucha plata. Mi papá, que estudió técnico agrícola para administrar las tierras de mi abuelo, terminó vendiendo huevos en la feria. Ellos estuvieron 30 años peleados. Cuando mis papás se casaron, mi abuelo ni siquiera fue al matrimonio.

Mis viejos vivían en Malloco y de ahí comenzaron. Mi vieja se puso a vender ropa con amigas, y mi viejo es vendedor de lo que le pongas. Y de ahí yo me reconozco algunas cosas que he heredado de él, como poder engatusar, persuadir y ser persistente. Él todos los días se levantaba súper temprano a trabajar, y los fines de semana también, porque, por ejemplo, tenía que arreglar el auto porque no había plata para mecánico. Y a mí me pasa también que no me puedo quedar un día en mi cama sin hacer nada.

PASTELERO A TUS PASTELES

El exitoso restaurant «Rai» fue una de las tantas aventuras en las que Marcial se involucró en cuerpo y alma.

¿Qué pasó con tu participación en el restaurante que tenías con tu hermano Raimundo?

Estuve 7 años y me salí. Ahora voy a comer y a saludar. Me retiré porque encontré que ya era el momento de dejar a mi hermano solo. Él tenía que hacerse cargo de su restaurante, que siempre fue de él. Al principio, nos necesitaba a su lado, y ahora está bien. Fue una buena experiencia trabajar con la familia. Fue como una extensión de la infancia: almorzábamos todos los días juntos, peleábamos, todos trabajando a full, nos organizábamos. Lo disfruté a concho: tuvo mucho estrés, hubo peleas, mucho sacrificio porque la noche es ruda, pero miro el vaso lleno.

¿Quién te heredó el gusto por la cocina?

Mi papá era el que cocinaba en la familia. Mi abuela cocinaba muy, muy bien. Tenía una pastelería. Mientras que a mi mamá se le quemaba hasta el agua… Para mí, como que siempre estuvo la opción de cocinar, no era una cosa de mujer. Me gusta mucho, yo lo siento como una manera de demostrar cariño.

¿Cuál es tu plato estrella?

Las parrillas. Y el secreto está en trabajar harto para poder comprar carne súper rica. Saber comprar la carne buena y cara. Y yo soy bien carnívoro. De hecho, el año pasado, de aburrido, hice una dieta de carne, pura proteína, y bajé 13 kilos en dos meses. ¡Y comí toda la carne que quise! Ahora, también hice 8 meses de box con Luz, además que ambos corremos… pero yo corro más rápido…

¿Sugerencia para seducir a una mujer a través del estómago?

Hacerlo con amor. Saber qué hacer y a quién hacérselo y que se te vaya la vida en el plato. Yo por lo menos, lo hago así con todas las cosas en mi vida. Al principio, a mi mujer, le hacía desayunos súper ricos: compraba dobladitas en la mañana, calentitas, le hacía leche con frutillas con hielo, y se la llevaba a la cama. Y la fui mal acostumbrando, mal acostumbrando, y hasta el día de hoy cuando no está la nana, tengo que hacer el desayuno yo. Nunca es demasiado regaloneo. Por ejemplo, yo salgo de vacaciones hoy día y me podría ir mañana, pero ella me pidió que me quedara para hacerle un asado a su equipo técnico. Y me voy a quedar feliz, ¡si es por ella! Me he dado cuenta que nuestro lazo es tan grande, tan importante, que uno de los sentidos de mi vida, tiene que ver con hacerla feliz.

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