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Niña de 9 años abusada por su padre lo graba porque nadie le creía

Las pruebas psicológicas no determinaron que la niña sufría abuso, por lo que la pequeña tuvo que seguir visitando a su abusador

Una pequeña de 9 años, originaria de España, ha tenido que conseguir pruebas del abuso al que era sometida por parte de su padre, toda vez que a lo largo de dos años ni psicólogos ni autoridades le creyeron. Con una diminuta grabadora oculta en su calcetín logró grabar una conversación en donde su padre admite que la tocaba indebidamente.

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La menor es hija de padres separados y, como suele ocurrir en estos casos, se establecieron días específicos para que esté con la madre y el padre. Desde hace dos años, la pequeña comenzó a rehusarse a ir con su padre, sin embargo, y atendiendo a la protección del derecho del padre que brinda la ley, ha tenido que pasar con él varios días. 

Tras pasar un tiempo con su padre, la niña ha visitado al doctor con frecuencia, algunas ocasiones han sido por sufrir infecciones vaginales y por un fuerte ardor al orinar. Cuando el doctor le preguntó cuándo había comenzado a sentir molestias, ella dijo: «desde que papá me clavó la uña», añadiendo que su padre le hacía «cosquillas en los genitales». 

Fue entonces que el médico determinó que podría estar siendo víctima de abuso sexual y se ordenó una evaluación psicológica que arrojó que el testimonio de la pequeña no tenía estructura lógica y que carecía de detalles. 

La madre de la niña ha enfrentado al padre, pero como los estudios psicológicos no probaron el abuso, tuvo que volver a irse con él, pese a la resistencia de más de una hora de la pequeña. Al calor de la discusión, con múltiples testigos y autoridades, el padre gritó: «prefiero verla muerta que no verla». 

Parecía que todo estaba perdido, pero la pequeña halló la forma de probar que lo que decía era cierto: ocultó una diminuta grabadora en su calcetín, con la que logró grabar la siguiente conversación entre sus abuelos, su padre y ella: 

Padre:»¿Pero cuándo te he tocado yo?»

Niña: «Muchas veces»

Padre: «Pero cariño, eso es para jugar»

Niña: «Es que no tienes que hacerme eso nunca, mi cuerpo es mío»

Padre: «Tu cuerpo es tuyo, efectivamente (…), cuando tú decías que no te tocara, yo paraba. Yo lo único que te estaba haciendo era cosquillas y estaba jugando contigo».

Abuelo: «Eso hay que asearlo muy bien y darle pomada»

Padre: «No, no, no, si yo sé por lo que la niña lo dice, si yo sé a lo que ella se refiere»

Abuelo: «Yo también te lo he lavado, entonces sería igual».

Padre: «No, si ella no se refiere a eso, si yo sé a lo que se refiere»

Niña: «¡Bueno, pues ya está!»

Padre: «¡Bueno, pues apechuga, pues apechuga!»

Ante la insistencia del abuelo de que el padre solo la tocaba para asearla, ha dicho:

Padre: «Ya está, papá, si ella se refiere a otra cosa. Habla con ella como si fuera una persona mayor, que ella no se refiere a eso»

Abuela: «Ya, si lo sabemos»

Luego de esta conversación de 6 minutos, la niña ha vuelto a casa de su madre y le ha entregado con grabadora con la prueba del abuso al que la había estado sometiendo su padre. 

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