Por Karen Hernández
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El olor es algo poderoso y único cuando de amor se trata, y es que, aunque no somos como los animales que se huelen entre sí con fines de apareamiento, sí tenemos algo que se desata en nuestro edor y que atrae al otro. Cada persona tiene su aroma particular gracias al equilibrio de las hormonas llamadas feromonas. Las mujeres producimos las feromonas EST (estrógeno) y los hombres las AND (testosterona) lo que provoca que el cerebro tenga una reacción sexual diferente en cada quien. .
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La respuesta sexual se genera en el hipotálamo anterior, que es donde se registran las feromonas. Cuando percibimos el olor característico de la pareja, el cerebro trae a la mente la imagen del ser amado junto a una serie de reacciones que nos aceleran y hacen que hasta nuestro estado de ánimo cambie.
Para comprobar el poder de los olores en la atracción sexual, se realizó un experimento en el que se le pidió a un grupo de hombres usar la misma playera dos días seguidos para después colocarlas en cajas idénticas. Posteriormente, se le pidió a un grupo de mujeres que olieran las playeras e indicaran cuál pensaban que pertenecía al hombre más atractivo, según su olor (sexualmente hablando).
Los resultados arrojaron que las mujeres sentían mayor atracción hacia los hombres con el MHC** más distinto al de ellas, mientras que las playeras usadas por hombres con MHC similar al de ellas, fueron percibidas como algo más «paterno» o «fraternale», es decir que no había atracción de carácter sexual. (**El MHC se refiere a una serie de genes que «olfateamos» y que permiten procesar la atracción o el rechazo)
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Y es que, el olfato tiene memoria y cuando se trata de reconocer personas cuyo olor nos impacta, somos capaces de reconocer prendas aún cuando no las traiga puestas o esté cerca. Sobre esto, Daniel M Davis, profesor e investigador de la Universidad de Manchester, describe en su libro, The Compatibility Gene, que cuando las mujeres no estamos enamoradas, podemos diferenciar fácilmente los olores que provienen de nuestros amigos, familiares y conocidos. Sin embargo, cuando nos enamoramos, sólo percibimos el MHC de su pareja y nada más. El grado de cercanía y amor, profundiza en mayor medida esta «ceguera» olfativa.
Lo cierto es que el cerebro registra constantemente señales a base de aromas que nos ayudan a concentrarnos en las cualidades positivas del otro y aunque no es el olor el que nos ayuda a encontrar pareja, sí hay cierta conexión con cómo nos comportamos ante ésta y cómo la recibimos. Después de todo, hay comidas, lugares y personas que nos traen recuerdos y nos mueven psicológica o emocionalmente con tan sólo olerlos, ¿no?