Por: Valeska Silva Pohl.
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Defendiendo los derechos de los niños
«Amor de papá» es una agrupación formada por el periodista David Abuhadba quien, tras seis años de lucha personal por la custodia de su hijo, decidió dar el paso para cambiar la Ley de Familia en nuestro país. Su pelea fue larga. Todo partió cuando su hijo tenía 4 años y se separó de su mujer; hoy Lucas tiene casi 20. Su ex mujer lo puso en contra de su hijo, por lo que el proceso fue largo y doloroso. Hasta antes de la Ley Amor de Papá, las mujeres, tras una separación, quedaban automáticamente con la custodia de los hijos. Hoy, cuando no hay acuerdo entre los padres por la custodia, deben someterse a un proceso para que los tribunales definan quién es el más capacitado para hacerlo. Lo que su hijo sufrió fue lo que se denomina Síndrome de Alienación Parental (SAP). David se dio cuenta cuando una de sus abogadas puso el término «reprogramación» en uno de los escritos mientras él luchaba por ver regularmente a su hijo. La definición lo llevó a investigar y llegó al SAP. Eso fue el año 2007, cuando en Chile no se hablaba aún del tema. Se trata de un desorden sicopatológico en el cual un niño, de forma permanente, denigra e insulta sin justificación alguna a uno de sus progenitores, general –pero no exclusivamente– al padre, y se niega a tener contacto con él, motivado por lo inculcado por el otro.
«Eso era exactamente lo que le estaba ocurriendo a mi hijo, y de acuerdo a todos los estudios los niños, cuando son adolescentes, pueden llegar incluso al suicidio. No estaba dispuesto a eso. A los 10 años Lucas me tenía un odio enorme, me negaba como padre, tenía un discurso que claramente no es el de un niño». Ese fue el período más duro. «Esos años veía a mi hijo de manera interrumpida, irregular e incierta, con unas acusaciones terribles, completamente inverosímiles. Iba a verlo con mis papás, sus abuelos, con sus primos, sus tíos, y nos rechazaba a todos. Era terrible. Ahí tomé la decisión de crear la agrupación».
Tras años de trabajo legislativo, el 2013 logró que se promulgara la Ley Amor de Papá, que termina con la discriminación que hasta entonces vivían los papás separados. «Nos demoramos exactamente 5 años, desde junio 2008 y hasta junio 2013, salió justo en el Día del Padre de ese año». El esfuerzo de David no fue en vano. Cuando Lucas tenía 15 años se dio cuenta que su padre no era el monstruo que creía. «Decidió hacer justicia y se fue a vivir conmigo cuando tuvo las herramientas suficientes para pararse frente a su mamá y enfrentarla, haciéndole ver que yo no era el sujeto horrible que ella le había creado. Eso es lo más valioso para mí, me llena de orgullo que él se haya podido dar cuenta. Nuestra Ley fue un paso importante y necesario, y que va de la mano con un cambio cultural y social. Muestra de ello es cómo va cambiando la percepción de la figura paterna, actualmente tenemos hasta teleseries protagonizadas por figuras paternas. Y eso es algo tremendamente valioso».

«Ante todo está mi hija»
Patricio Ugalde (43) es viudo y padre de dos hijos. Hombre de campo oriundo de Pichidegua, en la Sexta Región, la vida no ha sido nada fácil para él y su familia. Hace 8 años murió su esposa de cáncer de mamas, quedando a cargo de Michael, entonces de 14 años, y Aymahara, de 3. Hasta septiembre del año pasado llevaban una vida bastante normal; él trabajaba en la Dirección de Obras de la Municipalidad de Pichidegua, tenía una nueva pareja y seguía muy dedicado al cuidado de sus hijos. Pero todo cambió drásticamente cuando en octubre Aymahara empezó a sentir mucho cansancio y se fatigaba fácilmente con actividades normales para cualquier niño, que Patricio asoció a que su hija tenía un poco de sobrepeso. Otro síntoma que llamó su atención fue la aparición de moretones en sus brazos y piernas, los que pensó se debían a los juegos con sus amigos.
Pero lo que lo llevó a consultar fueron unas pintas rojas en su cuerpo, una especie de alergia, especialmente en las piernas. En el Hospital de Pichidegua los exámenes salieron alterados en dos oportunidades y de inmediato se pensó en leucemia, por lo que los enviaron al de Rancagua, donde el resultado fue el mismo. Entonces se trasladaron a Santiago, y no han tenido descanso. Aymahara fue diagnosticada con Leucemia Linfoblástica Aguda (LLA), un tipo de cáncer en el que la médula ósea produce demasiados linfocitos inmaduros (un tipo de glóbulo blanco).
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Patricio dejó literalmente todo para estar con su pequeña. Es un papá 24/7. Dejó su casa, su trabajo, su pareja, todo. «En primer lugar está mi hija». Él y su suegra dejaron sus vidas en el sur y hoy viven en la Casa de Acogida de la Fundación Nuestros Hijos, y se turnan para acompañar a Aymahara día y noche. Ella está internada hace más de tres meses en el Hospital Exequiel González Cortés.
Pese a lo duro, Patricio no baja los brazos. Es un hombre sencillo, de una fe enorme y muy creyente. Agradecido del hospital, de la casa de acogida donde vive, de la gente de su pueblo en Pichidegua e incluso del propio alcalde, quien lo ha apoyado en todo este proceso y está permanentemente preocupado de la salud de su hija.
«Llegamos a Santiago con mucha esperanza, pero de a poco su enfermedad se fue complicando. Ella rechazó una quimioterapia…, hoy está en un proceso de aumentar sus defensas para poder hacer una nueva quimioterapia y luego un trasplante de médula; esa es su única esperanza de vida», cuenta profundamente emocionado.
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